Esta es una invitación para que desde ya analicemos muy bien a quien le entregaremos el poder que tienen los votos. Y pensemos en esos millones de compatriotas en las zonas pobres y marginales de nuestras ciudades; en esas poblaciones rurales que viven en el siglo XIX, y no aplacemos más su futuro votando por aquellos responsables del atraso de zonas amplias de nuestros departamentos.
Se mirará con mucha atención su desempeño y entrarán a ejercer sus funciones parlamentarias con una inmensa brecha de credibilidad que será difícil de superar. ¿Reaccionarán? Difícil, pero ojalá. Para no quedar tan mal por lo menos algunos de nosotros abramos este debate.
Un líder no se queda en proponer palabras, deshilvanadas, sin hilo conductor, sin saber a qué tipo de sociedad se refiere, con que otras variables se relaciona, y cómo se logra cambiar estas penosas realidades en que vivimos. Pero de eso, de contexto actualmente, de nuevo nada, pero nada de nada.
La Región Caribe, con razón, temerosa de que esta mancha le llegue más temprano que tarde, debe adelantarse y deshacerse de esos clanes perversos que han ejercido el poder, de aquellos que también parten de creer que la política y el enriquecimiento van de la mano, que son aceptables.