El departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es parte de la Región Caribe, y por ello, sí es de nuestra incumbencia lo que está pasando en esa parte del país. Esto lo olvida con frecuencia la clase política, especialmente nuestros dirigentes que deberían tenerlo mucho más dentro de sus agendas. Por ello, no sorprende el olvido en que están actualmente estas islas porque no es la primera vez que el gobierno central las ignora. Basta con recordar que a pesar de que el 21 de diciembre de 1959 San Andres y Providencia fueron declarados Puerto Libre, en 1990 la decisión de abrir la economía le dio un golpe de muerte a San Andres, y con ello, desapareció de tajo su ventaja comparativa con el resto del país. La verdad es que después de ese descalabro mortal, siendo aún un centro turístico, las islas nunca volvieron a encontrar un verdadero norte. Sobrepobladas, con un liderazgo político corrupto, con diferencias internas muy marcadas entre los raizales, los panias y el resto de población, muchos de ellos migrantes del continente y de otros países, han escuchado muchas promesas y pocas realizaciones.

Si a todos los colombianos sometidos a una crisis sin precedentes nos está yendo mal como lo demuestra la caída de 15,7% de la economía en el segundo trimestre del año, a los habitantes de este departamento les está yendo peor. De hecho, uno de sus líderes denunció en RCN que al principio de la pandemia el gobierno fue, la primera dama los visitó y llevaron algunas ayudas, pero de ahí en adelante, desaparecieron. Bueno, con excepción del Fiscal que también estuvo allí, pero de paseo con su hija y el resto de su familia. Hoy, cuando estas islas dependen de importaciones de alimentos tanto de Centro América como del continente sus aeropuertos están cerrados; es decir, cero turismo, fuente principal de ingresos de la mayoría de la población porque además, ese va acompañado del poco comercio que aún queda. El desempleo es inmenso y a esto se suma la histórica crisis en los servicios de salud: un hospital que aparentemente podría haber sido la solución nunca fue totalmente dotado, con médicos mal pagados, y sin los insumos necesarios para atender no solo a la población residente sino a los turistas. Sin duda, el descuido del gobierno central contribuyó a que floreciera el narcotráfico, la inseguridad ciudadana, lo que también ha significado un freno a la llegada de visitantes.

Por ello, como Región Caribe donde tanto nos quejamos del centralismo, levantemos la voz por nuestro departamento de San Andres, Providencia y Santa Catalina. Exijamos a nuestros políticos, senadores, y representantes que demanden la presencia del alto gobierno para que de inmediato encausen apoyo a esta población que clama ayuda. Sería imperdonable nuestra indiferencia porque somos la única región que realmente tiene la vocería autorizada para exhortar al gobierno a que actúe de inmediato. Este es un S.O.S por San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

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