Durante las últimas semanas hemos sido testigos de buenas noticias para Colombia. Primero, el avance en el proceso de vacunación contra la covid-19, bajo el compromiso de la Policía Nacional de brindar seguridad en este proceso. Luego, en cabeza del señor ministro de defensa nacional y el director general de la Policía Nacional, se realizó el lanzamiento del Plan 100 contra el microtráfico, un modelo operacional y versátil que durante 100 días, concentrará operaciones express para la captura de expendedores de drogas, el derribamiento de “ollas” y extinción de dominio a los sitios de distribución, que afectan la percepción de seguridad en nuestras ciudades.
También la Policía Nacional le dio parte al país de un gran logro en la lucha contra el crimen organizado en coordinación con las Fuerzas Militares: se neutralizó al segundo cabecilla del Clan del Golfo, alias Marihuano y se logró la captura de Nini Johana Úsuga hermana del cabecilla principal. El primero, considerado uno de los narcotraficantes más peligrosos por su capacidad de enviar grandes cantidades de cocaína al exterior y de articular estructuras sicariales responsables del homicidio a las comunidades del bajo Cauca, Córdoba y Urabá; y la segunda, responsable de finanzas y de lavado de activos de esta organización.
El primer resultado, generó la desesperada reacción criminal de esta organización narcotraficante, de ordenar el asesinato indiscriminado de policías, confirmando su estado de angustia por contrarrestar el cerco cada vez más estrecho que se cierne sobre sus cabecillas y colaboradores. Esta amenaza ha puesto a prueba nuevamente nuestra capacidad de resiliencia policial, como atributo de la vocación de servicio, cultivada en décadas de lucha contra el crimen y que sobresale, cada vez que los delincuentes pretenden amedrentar nuestra labor.
La resiliencia policial, es una virtud intrínseca en la formación profesional de los policías de Colombia. Les permite sobreponerse a las dificultades y forjar un carácter que convierte los retos en oportunidades y que sin asomo de duda, los transforman en acciones silenciosas pero heroicas, producto del llamado de servicio hacia sus comunidades. Son esfuerzos que llegan hasta el sacrificio de entregar la vida por los demás, como lo hicieron las últimas semanas, once de nuestros compañeros, enfrentando los criminales del Clan del Golfo y el ELN.
La Policía Nacional rinde un homenaje a sus familias, que reconocen el valor de confiar sus hijos al servicio de los demás, para hacer un mejor país. Cuando el crimen amenaza a un policía, amenaza toda la sociedad, pues este servidor es quien los representa y protege. Por eso nuestro el compromiso institucional infatigable de capturar los que pretendan amedrentar a quienes trabajan por la convivencia y seguridad de los colombianos. En menos de 72 horas los responsables de la muerte de nuestros policías en Guaranda, Caucasia e Ipiales, fueron capturados y sometidos ante la justicia. El mensaje es claro: no hay refugio para quien pretenda atentar contra un servidor público, contra la comunidad o cualquier autoridad que trabaja por el orden y la tranquilidad.
Seguimos convencidos de nuestra misión. Sólo en los dos primeros meses de este año, se han realizado más de 45 operaciones contra el Clan del Golfo, en razón de un cada 2 días, capturando 112 delincuentes. Este ambiente operacional que se creado con las Fuerzas Militares y la Fiscalía, permitirá seguir afianzando mejores condiciones de seguridad. La gratitud y respaldo de la comunidad, aportando información y rechazando a los violentos, son el mejor aliciente para fortalecer nuestra resiliencia policial y seguir trabajando sin descanso, con toda la capacidad y determinación contra el crimen, por la convivencia y seguridad de los colombianos.
¡Dios y Patria! Es un honor ser Policía
*Coordinador de Planeación Institucional y del Equipo de Innovación Policial