Los primeros jugadores en llegar a playas colombianas eran de Panamá y República Dominicana, que a su vez, con el paso de los primeros años de profesionalismo, fueron desalojados por el ingreso de Colombia al béisbol organizado de EEUU.
Aficionados pensantes a quienes les apasiona la historia deportiva, nos preguntan con alguna frecuencia cómo fue que se fundó el béisbol profesional en Colombia. Nos parece haber absuelto esa pregunta como ‘pringamosera’, pero respondiéndola sin un ápice de exageración y menos que menos de mentiras. Para muchos no es sorpresa decir que entre nosotros, bolivarenses y atlanticenses, ha habido tradicionalmente un clima de apasionamiento y exageración.
La entidad rectora del béisbol colombiano -la Asociación Colombiana de Béisbol Amateur- estaba a cargo de gente en Cartagena que de béisbol sabía muy poco, y por una divergencia que no valía la pena y se habría solucionado en una reunioncita de las dos ligas de béisbol de la Costa Atlántica, se fue agriando de lado y lado hasta llegar a donde llegó: a la descalificación del béisbol atlanticense, con la descalificación de la pelota barranquillera.
Por supuesto, nuestra pelota amateur siguió jugando entre sus equipos de primera y segunda categoría, pero había algo anormal que estaba flotando en el ambiente.
Había propuestas de promotores individuales, para traer equipos de Cuba o Venezuela, pero en el campo internacional todo estaba bloqueado. No había pase ni para los lobos, como se dice en charlas entre costeños.
El autor de estas entregas periódicas sobre historia deportiva, trabajaba entonces en el diario ‘La Prensa’ y pidió en una crónica la fundación del Béisbol Profesional, ya que Colombia era de los pocos que no lo tenía en el área caribeña.
¡Dios del cielo, para que fue eso! Dos directivos del béisbol bolivarense, ‘Flaco’ Alcázar, del Torices, y un jugador de los Indios sin indagar nada, se vinieron a Barranquilla en busca de colegas para fundar el Béisbol Profesional, lo cual se hizo en un periquete.
Y el autor de estas líneas resultó nombrado secretario de la Liga de Béisbol Profesional. Para atajar a los perequeros de la profesión –peritos en desmentir lo que no es desmentible– y pronto se tenían en la Costa cuatro clubes profesionales, aunque ninguno todavía con un pelotero profesional, pero más que prontito comenzaría la contratación de jugadores profesionales.
Todo esto ocurría hace más de cincuenta años, y cuando el prestigioso historiador Pepe Nieto indagó hace pocos años por esa fundación, le dijimos que todo esto estaba incluido en la columna a la que hicimos referencia.
La fundación del Béisbol Profesional fue el mayor bofetón que se le podía dar y se le dio a los directivos de la Acobe (Asociación Colombiana de Béisbol) tradicionalmente más atrasados que el correo de Gaira.
De ahí en adelante, comenzó la formación de los clubes profesionales. Los primeros jugadores en llegar a playas colombianas eran oriundos de Panamá y República Dominicana, que a su vez, con el paso de los primeros años de profesionalismo, fueron desalojados por el ingreso de Colombia al beisbol organizado de los EEUU. A partir de este momento todo empezó a rodar sobre rieles.