En ocasiones la frase “Todo tiempo pasado fue mejor”, no resulta del todo fácil de aplicar.

En el campo de la meteorología ha habido avances notorios durante los últimos 40 años, lo que ha incidido favorablemente para tener más datos y en ciertos casos mayor información. Sin embargo, no siempre muchos registros implican más conocimiento, pues eso depende de infraestructura, personal capacitado, análisis, modelamiento e instituciones lo suficientemente fortalecidas que no solo vivan el presente, sino que proyecten futuro, algo que nos suele faltar en muchos de los países de la región.

Para dar una semblanza de lo complejo que resultaba realizar los análisis meteorológicos, he invitado a uno de los meteorólogos más recordados y reconocidos en el país por toda su trayectoria y quien de una u otra forma nos abrió el camino a los que venimos empujando el barco; se trata de mi amigo Max Henríquez, un barranquillero quien a pesar de estar a la distancia respira país y Costa Caribe.

Al respecto me comenta: “A comienzos de la década de los ochenta se analizaban los mapas meteorológicos a mano. Un grupo de meteorólogos recibía por teletipo los datos de las estaciones representativas de todos los países del continente y del occidente de Europa y los trascribía sobre un inmenso mapa. Otro grupo hacía los análisis de los campos de presión y temperaturas y dibujaba las isolíneas. Al final de este proceso que tomaba casi toda la mañana se elaboraban los pronósticos para la aviación y para todos los sectores económicos usuarios de nuestra información.

Desde 1981 en adelante incluimos los análisis de las imágenes de satélites meteorológicos, toda una novedad, pero que comenzaba a aligerar el proceso de elaboración del pronóstico, siempre y cuando se interpretaran bien. Eran tiempos en que elaborar una predicción del tiempo tenía sabor. Los meteorólogos nos untábamos del comportamiento de la atmósfera. No como hoy, que todos esos mapas y análisis vienen ya hechos”.

Sin duda el avance ha sido significativo. Sumado a imágenes de satélite que se reciben cada 10 minutos, el país cuenta con estaciones meteorológicas en tiempo real y con una red de radares meteorológicos con buen cubrimiento del territorio nacional. Esa conjugación de datos e información permite determinar con un amplio margen de acierto las zonas en donde puede llover en un lapso de minutos, información que es vital dentro de los sistemas de alerta temprana en función de salvaguardar vidas.

Aunque hemos incrementado los registros en el país, es necesario que se pueda convertir en información que llegue de forma eficaz y sobre todo con oportunidad a los tomadores de decisión en los territorios. Debemos pasar de informes y boletines, que en muchas ocasiones se ven después de la emergencia, a la emisión de alertas tempranas detalladas, utilizando para ello la tecnología que tenemos, sistemas de información integrados y aplicativos que permitan automatizar procesos. Los datos deben explotarse asegurando la calidad de los mismos y la sostenibilidad en el tiempo. En ese sentido, debe haber una gestión eficaz para la operación continua de estaciones y radares, más aún ante temporadas de lluvias como la que vivimos.

* Meteorólogo Videoclimet