Como todos los años, entre el 1 de junio y el 30 de noviembre vuelve la temporada de ciclones tropicales en el océano Atlántico, mar Caribe y golfo de México, periodo que ha sido definido por los expertos como “oficial”, dado que más del 95 % de los eventos registrados en la historia se presentaron en ese lapso de tiempo.
Hace unos días la Universidad Estatal de Colorado (CSU) emitió el primer pronóstico frente a la temporada del presente año. Lo estimado, tanto por dicho centro universitario como por otros organismos internacionales públicos y privados, es que se presentará por encima de lo normal.
La CSU ha indicado la probable ocurrencia de 17 tormentas tropicales, de las cuales ocho podrían convertirse en huracanes, siendo al menos 4 de ellos de categoría igual o superior a la 3, es decir, los que mayores pérdidas y destrucción suelen dejar.
Lo anterior, no debe tomarse como una señal de que tendremos una temporada tan extrema como la de 2020, año récord en el que se presentaron 30 tormentas tropicales con nombre. Probablemente sea mucho menos intensa, dado que aunque las condiciones océano-atmosféricas favorecen una temporada activa, el panorama en este año es diferente al anterior; sin embargo, tan solo uno que pudiese impactar ocasionaría afectaciones de diversa índole.
Ahora, es indudable la sensibilidad notoria que dejó el 2020 para nuestro país, especialmente por el tránsito del huracán IOTA, el cual alcanzó categoría 5 muy cerca de la isla Providencia, pero evitemos falsas alarmas y especulaciones.
Aunque los avances en la tecnología han incidido para una mayor certidumbre del pronóstico de trayectoria, siguen habiendo aún falencias en la proyección de intensidad de un determinado ciclón tropical; en ese sentido, hemos tenido recientemente sistemas que se intensifican de manera asombrosa en pocas horas.
En cuanto a la cantidad de ciclones tropicales que se registrarán en una temporada, la incertidumbre es mayor. El año anterior, hacia el 20 de mayo previo al inicio “oficial” de la temporada y cuando ya se había registrado un primer evento, la NOAA de los Estados Unidos pronosticaba entre 13 y 19 tormentas tropicales, mientras que la CSU indicaba la probabilidad de 16 sistemas; algo distante de lo que en realidad sucedió. El 1 de junio de 2020 ya teníamos 3 tormentas tropicales (Arthur, Bertha y Cristóbal).
Entre 2015 y 2020, se presentaron eventos antes del inicio “oficial” de la temporada, es decir antes del 1 de junio. En los últimos 3 años se ha notado una tendencia a que hagan presencia en la segunda quincena de mayo. ¿Se romperá esta tendencia?
Más allá de esa amenaza que se presenta especialmente para el norte de la Costa Caribe y el archipiélago de San Andrés y Providencia, debemos actuar en función de acciones para reducir la vulnerabilidad. Así mismo, en todas esas actividades que aporten a una respuesta efectiva y permita salvaguardar vidas. Frente al monitoreo de un sistema que pudiese tener repercusión para el país, se debe trabajar de manera conjunta entre Ideam y Dimar, sumando esfuerzos para una difusión de información que debe ser oportuna, clara y efectiva. ¡Debemos evitar cualquier tipo de ego y trabajar en equipo!