En días pasados, circuló en algunos medios especializados una noticia sobre cambio climático, en la que se advertía que dicha situación de carácter mundial incidiría para tener una menor ocurrencia de fenómenos Niño/Niña (ENOS).

Para desarrollar la idea de esta columna, es importante recordar que los ENOS se desarrollan en el Pacífico tropical ante ciertas condiciones oceánicas y atmosféricas, típicas de cada una de sus fases. Así mismo, no debemos perder de vista que en la medida que el planeta se ha calentado, los océanos han funcionado como un filtro al absorber alrededor del 93 % del calor que queda atrapado en la atmósfera, debido al incremento notorio de los gases de efecto invernadero. Asociado a ello, análisis especializados establecen que los océanos se han venido calentando un 40 por ciento más rápido de lo que había calculado un comité científico de la ONU hace un poco menos de 10 años.

No cabe ninguna duda que el estudio referido ha sido realizado por centros internacionales de alto prestigio en temas inherentes al clima. No obstante, llama la atención que ante las tendencias recientes de calentamiento de los océanos y sus proyecciones, los resultados no muestran una repercusión futura e importante en términos de una mayor frecuencia en la intensidad de los ENOS, sino que por el contrario, tiendan a ser menos frecuentes, más aún cuando es reconocida la inmensidad del Pacífico, abarcando un tercio de la extensión del planeta.

Ahora, el resultado que puede verse como contundente, resulta ser en algo contradictorio a lo que hemos venido viviendo en términos de la aparición de estos fenómenos en sus diferentes fases (Niño/Neutral/Niña). Y claro, siempre tendremos que recalcar una y otra vez que el clima del país no solamente está condicionado por este tipo de fenómenos, pero también es importante señalar que cuando se presentan en una intensidad especialmente fuerte a muy fuerte dejan daños y pérdidas importantes para el país.

Cómo lo hemos advertido en este mismo espacio, no podemos dar por descontado que lo que pronostican los modelos en relación con los posibles escenarios de una u otra variable del clima a 2040, 2070 y 2100, sea necesariamente lo que va a ocurrir en el futuro. Sabemos que para una zona tan “sensible” como la intertropical, es complejo pronosticar el tiempo en una escala de pocos días; en ese sentido, podría haber aún más incertidumbre a la hora de predecir el clima a meses y mucho más a tantos años.

Ahora, en el contexto reciente, los centros especializados de clima en Estados Unidos han incrementado la probabilidad de Niña para el último trimestre del año, pero la Organización Meteorológica Mundial en su informe de esta semana advierte que entre septiembre y noviembre la probabilidad es más neutral, lo que indica que de momento hay poco consenso en los análisis científicos.

Por lo anterior, no todo lo que circula más allá de que sea de carácter especializado, puede aplicar al 100% a las condiciones climáticas de nuestro país en el largo, mediano y corto plazo. Y mucho menos, para aplicarlo al 100% frente a unas determinadas condiciones de amenaza y riesgo. ¡Por ello todo con pinzas!

* Meteorólogo Videoclimet