Hace unos 2 millones de años se cerró geológicamente el boquete que había entre América del Norte y América del Sur al formarse el istmo de Panamá. Ese acontecimiento fue el factor decisivo en la generación de la corriente oceánica del golfo que significó un cambio del clima planetario.

El científico estadounidense Matthew Fontaine a mediados del siglo XIX en su obra Geografía Física y Meteorología del Mar, describió la corriente del Golfo como “un río en el océano que nunca se seca en las sequías más severas y que nunca se desborda en las inundaciones más poderosas”. Es una corriente de aguas frías en sus bordes, pero caliente en su centro y es mucho más caudalosa que el río Amazonas y el Misisipi juntos; es visible además desde las naves espaciales. Avanza paralela a las costas del sureste de los Estados Unidos y en Cabo Hatteras al noreste de Carolina del Norte, se aleja del litoral y cruza el Atlántico norte como una culebra serpenteante, siguiendo la senda que indirectamente le marcan las corrientes atmosféricas, el gradiente de presión que hay en el océano y la rotación de la Tierra.

Mediante ella viajan las algas marinas como el sargazo, que son alimento para los animales que habitan en los mares; el atún rojo del Golfo de México, que se deja arrastrar por la corriente para encontrar comida en otras latitudes; y también los seres humanos que la buscan para mover sus barcos más fácilmente en las direcciones en que ella va. Esta corriente se forma en el Golfo de México y desemboca en el mar Ártico, avanzando a razón de 160 kilómetros cada día; su ancho es de unos 90 a 100 kilómetros.

Las aguas cálidas que la corriente del Golfo mueve desde las zonas tropicales hacia el Atlántico norte son pobres en nutrientes, pero con presencia de plancton (fito y zoo), como organismos errantes en ella. El fitoplancton es la hierba del mar del cual se alimentan gran cantidad de especies y son unos excelentes convertidores de carbono en carbohidratos. El zooplancton, mientras tanto, son unos animalitos que se alimentan del fitoplancton y ellos mismos son el comienzo de una cadena trófica excepcional.

Pero lo importante de su existencia, es el papel que juegan en el equilibrio del clima, ya que el hecho de que consuman una gran cantidad de materia vegetal del océano, sirve de vehículo de transporte de carbono (que absorbe el fitoplancton del aire) hacia las profundidades del mar. Se considera que esta interacción entre la hierba del mar y los animales microscópicos que se la comen, tiene un efecto en el balance energético y la regulación de la temperatura del planeta.

La corriente del Golfo es una perla de nuestra sorprendente naturaleza la cual no escapa a los efectos del cambio climático; recientes estudios indican que siendo parte de ese sistema de corrientes, se ha ralentizado un 15% desde mitad del siglo XX. Así mismo, se ha demostrado un calentamiento en la zona de la corriente del Golfo, que induce huracanes más intensos debido a una mayor evaporación. Interesante avanzar en investigaciones en las que se aterrice la incidencia de ese cambio paulatino de dicha corriente en el comportamiento meteorológico y climático de nuestro país. ¡Es una propuesta!

*Meteorólogo Videoclimet