Un día un estudiante se lanza del sexto piso de la universidad Javeriana y un par de días después el ESMAD ingresa a la institución persiguiendo estudiantes de la Universidad Distrital y a todo el que se le atraviese, pasa con sus botas por el mismo lugar donde quedó el cuerpo sin vida del muchacho, y lanza gases indiscriminadamente, incluso al Hospital San Ignacio. Es decir, a la misión médica y a los pacientes.

Los javerianos no terminaban de salir del desconcierto por el suicidio de su alumno y compañero, cuando ya recibían la respuesta estatal. El ESMAD parece una Dirección del Ministerio de Educación, son los encargados de responder a quejas y reclamos, y especialmente son los encargados de implementar las políticas más sofisticadas del modelo de desarrollo en relación a la educación superior pública.

En esta ocasión fue el ESMAD el que salió muy diligente a responder las protestas de los estudiantes de la Distrital que, nada menos y nada más, reclaman por graves actos de corrupción dentro de la universidad. A William Muñoz, exdirector del Instituto de Extensión de la Distrital, se le investiga por usar 10 mil millones de pesos de la universidad para beneficio personal. ¡10 mil millones de pesos de la universidad pública! 10 mil millones de pesos de la educación superior. Los estudiantes dicen que es solo la punta del iceberg y que hay toda una maquinaria mafiosa dentro de la universidad, gravísimos hechos de corrupción con sobrecostos, contratos a dedos, y platas embolatadas con las que se pagaron hasta fiestas en prostíbulos para favorecer la llegada de Ricardo García –el actual rector– a la rectoría.

Para nadie es un secreto que en muchas universidades del país, las elecciones de los rectores tienen las mismas patrañas electorales de siempre. Tienen financiadores interesados en contratos con los que los rectores, al quedar elegidos, tendrán que “agradecer”. Los pactos son con los mismos caciques electorales de siempre, con la misma clase politiquera aliada, incluso, a sectores paramilitares. Esa misma corrupción que desangra el presupuesto de la educación superior le hace el juego a las políticas de privatización. Es posible que por eso un rector como el de la Distrital parezca estar muy de acuerdo con la respuesta del ESMAD y por eso la molestia de los estudiantes va en aumento. También por eso aumenta la solidaridad de otras universidades, de los profesores y los padres de familia.

En Colombia los dineros de la educación se gastan en fiestas en prostíbulos. Hay que decir, sin embargo, que ese ni es el problema medular ni el peor de los problemas que enfrenta la educación superior.

No solo se reprime la protesta para conservar una idea de orden, se reprime la protesta para silenciar a los estudiantes que son los que históricamente sacan a la luz las mafias que cooptan los recursos públicos de la educación. Cada vez que los estudiantes marchan, a alguien le están dañando un negocio bajo la mesa.

@ayolaclaudia
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