La más reciente torpeza del gobierno Duque ocurrió en la boca de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien invitó a las mujeres a escoger carreras basadas en la ciencia y tecnología, porque según ella en el país hay demasiadas sociólogas y psicólogas. El penoso hecho ocurrió en Medellín, en medio de un conversatorio con mujeres antioqueñas, donde Marta Lucía prometía promover a las mujeres hacia áreas del conocimiento donde el desarrollo profesional sea más importante. “Tenemos demasiadas psicólogas, sociólogas, carreras que no les sirven para tener mejores ingresos, entonces queremos ver cómo involucramos a un porcentaje de niñas del departamento” aseguró la vicepresidenta.

La reacción del Colegio Colombiano de Psicólogos (COLPSIC) no se hizo esperar. La organización rechazó enfaticamente las palabras de Ramírez con un comunicado en el que explica, para empezar, que la psicología es una ciencia que contribuye con el bienestar de los individuos y el desarrollo de la comunidad. Es decir, cuando la vicepresidenta invita a escoger carreras basadas en la ciencia denota un absoluto desconocimiento de lo que habla.

Otro aparte del comunicado del Colpsic explica lo que ya debería tener claro una vicepresidenta de Colombia: “Las necesidades de salud mental que enfrenta el país requieren ser atendidas por los psicólogos profesionales que actualmente tenemos, los cuales no están encontrando oportunidades laborales que les permitan contribuir al bienestar de la comunidad”

Es decir, la política de salud mental colombiana es lamentable, es un desastre, no hay políticas serias en prevención y la atención es precaria. No hay psicólogos en los colegios públicos y los programas de bienestar de las universidades suelen ser bastante precarios. No hay políticas serias de prevención al suicidio ni de prevención de la violencia ni del consumo de sustancias psicoactivas ni a de depresión ni de ansiedad ni de nada. Colombia es un país en guerra, que ha vivido la más atroz violencia y la gente vive entre narrativas de gente descabezada, desplazamientos, masacres, mujeres empaladas, niños reclutados o muertos de hambre, el miedo y la desesperanza circunda la realidad emocional de los colombianos que se sienten desamparados y sin garantías con salarios pauperrimos o desempleados. Los psicólogos no podemos cambiar la cruel realidad en la que nos han metido los gobernantes años tras años, pero sí estamos llamados a atender las graves consecuencias emocionales de este aterrador caldo de cultivo.

La única razón que hay que concederle a la vicepresidenta es que los ingresos de los psicólogos suelen ser precarios, pero sus declaraciones, en lugar de exigir o comprometerse con mejores salarios, hace todo lo contrario. Con respecto a esto el Colpsic señala “Seguramente lo que pretende el Gobierno con esta declaración es seguir justificando los pésimos salarios y precarias condiciones laborales y de contratación que sufren actualmente, no solo los psicólogos y sociólogos, sino todos los profesionales del país”. Que revise Ramírez cuánto pagan las EPS a los psicólogos, a los que les exigen ver a un paciente en 20 minutos, en un sistema cercano a la esclavitud que sacrifica los estándares de calidad de la atención, pauperrimiza el oficio y pone en riesgo la vida de los usuarios.

@ayolaclaudia