Carlos Bacca envió un mensaje de ánimo a los jugadores de Junior después de perder la final de la Copa Sudamericana en la tanda de penaltis. “Los penaltis solo los votan los que tenemos la valentía de tirarlos”, decía el mensaje que iba dirigido principalmente a Jarlan, Teo y Fuentes. Bacca habla con conocimiento de causa. El votó uno en el último Mundial contra Inglaterra.
Lo extraordinario del resultado de Curitiba es que, además del juego valiente y de notable calidad del Junior, la reacción del barranquillero, del juniorista, salvo algún enfermo que envió un audio sucio por las redes, ha sido de una excelencia bárbara. De una madurez sorprendente que merece ser destacada. Aquí no se ha armado un drama de una derrota, quizás porque todo el mundo se dio cuenta que Junior dio una imagen soberbia de equipo grande. Las finales se ganan o se pierden. Llegar a una de ellas es un éxito y eso tal vez es lo que valora el barranquillero.
La peor tanda de penaltis que viví en mis tiempos de periodista en Barcelona fue en una final de la Copa de Europa, en Sevilla, entre el Barça y el Steaua de Bucarest. Los primeros cuatro que tiraron por el equipo catalán (Alexanco, Pedraza, Pichi Alonso y Marcos Alonso) fallaron. No hubo oportunidad para un quinto. Era 1986 y el Barça disputaba su segunda final. No ganaría la primera hasta 1992, cuando el club cumplía 93 años de su fundación.
No es que pretenda consolar al lector con aquello de mal de muchos. Pero es de desear que ya hoy Jarlan se haya recuperado del fallo, lo mismo que Fuentes y Teo. He visto fallar penaltis en directo a Baresi y Baggio en la final del Mundial de Estados Unidos, en 1994. A Messi en una semifinal de Champions contra el Chelsea en el mismo Camp Nou, que significó la eliminación del Barcelona. Al madridista Sergio Ramos enviar el balón a las nubes también en la Champions contra el Bayern Munich. El fútbol argentino recuerda que Maradona, vistiendo la camiseta de Boca, falló cinco penaltis seguidos.
Todos ellos, quizás no han olvidado esos momentos, pero se recuperaron y siguieron siendo, y son, figuras de este deporte. Si el juniorista le ha puesto la cara alegre al suceso del miércoles es de desear que Jarlan y el resto del equipo estén con la cabeza alta y el ánimo subido para ofrecer este domingo la octava estrella en la Liga. Lo merece el Junior y lo merece también su afición.