Antes de partir hacia su nuevo destino en Argentina, Julio Comesaña confesó en estas páginas que “no voy a llegar a Santa Fe a desarmar todo lo que hay”. A su llegada a Barranquilla como nuevo entrenador del Junior, Luis Fernando Suárez se manifestó casi en los mismos términos. Es consciente que tiene la obligación de convertir a Junior en un equipo protagonista en todas las competiciones y por lo tanto no quiere que le desarmen el plantel. De momento ya ha perdido a jugadores importantes como Jarlan Barrera y Yony González.

Suárez sabe que existen ofertas por Víctor Cantillo y por Luis Díaz, la auténtica revelación de la temporada. Teniendo en cuenta que Junior jugará la Copa Libertadores, y que le ha tocado un grupo muy fuerte, los dirigentes también saben que el equipo lo que necesita son refuerzos y no bajas.

Pero el análisis tendría que ser más profundo. ¿Usted quiere que este Junior crezca o que sea un club de cortas limitaciones? Está claro que para hacerlo más grande hay que invertir, al mismo tiempo que la entidad tendría que buscar más ingresos atípicos. Y hay patrocinios que vienen por amor y otros que se dan por la relevancia del equipo, por los jugadores que tiene y por los títulos que obtiene. Es entonces cuando la institución se revaloriza y gana prestigio.

Suárez es un técnico experimentado, que ha trabajado con los mejores jugadores de Ecuador y Honduras, y cuyo nombre ha sonado incluso para ser el seleccionador de Colombia, y que, en el pasado año, culminó una destacada campaña con Equidad. Ha llegado a un Junior que ha jugado un segundo semestre de ensueño como lo demuestra el hecho de haber estado a un penalti de ganar la Copa Sudamericana en su primera final, y acabó siendo campeón colombiano.

Comesaña, que cree firmemente que Suárez es el técnico ideal para Junior, le ha dejado el techo muy alto. Superar esos resultados son los principales desafíos del nuevo entrenador. Y para ello necesita un equipo potente, que ilusione desde el primer título a disputar que es la Supercopa contra el Tolima. Y aunque este Junior acabó jugando de memoria, tanto la directiva como la afición tendrán que tener paciencia con el nuevo entrenador, y habrá que auto aplicarse esa frase de “cógela suave” que tanto nos gusta decir. El nuevo entrenador merece confianza y continuidad. Esta vez el teléfono de Comesaña sonará ocupado.