Dicen que la vida solo puede ser comprendida echando una mirada hacia atrás, pero que debe ser vivida mirando hacia adelante. Esta frase viene como anillo al dedo para explicar lo que ha pasado esta semana en el seno de Junior, en el que su directiva ha apostado por seguir construyendo un club grande, creciendo al mismo ritmo que lo hace Barranquilla.
Hace unas semanas escribíamos en estas mismas páginas que la junta de Junior se habría encontrado con otra situación si a mediados del último campeonato hubiera ofrecido la renovación a Julio Comesaña, independientemente del resultado que el equipo obtuviera al final de año. Y que lo mismo había sucedido con Jarlán Barrera, que no se habría ido de Junior de forma gratis como se fue. Hecho que, por poner un ejemplo, también le pasó al Barcelona con Thiago Alcántara, jugador criado en La Masia, hijo del ex internacional brasileño Mazinho y hermano de Rafinha, que se fue al Bayern Munich sin retribuir nada al Barça.
También decíamos que si Junior aspiraba a ser un equipo más grande con Luis Fernando Suárez tenía que reforzarse en lugar de desprenderse de sus jugadores más valiosos. Causa alegría ver que la actuación de los directivos ha sido la de pensar en “aquí no va a volver a pasar lo de Jarlán”. Y el carnaval de renovaciones que comenzó con un “no” al traspaso de Luis Díaz al River Plate continuó con Cantillo, Viera, Fuentes, Sánchez, Gómez y Ditta. El nuevo técnico tiene que estar contento. Los jugadores, si están comprometidos con los colores del club, mucho más. Y la afición tiene que estar brincando de alegría.
Este club ha dado un salto importante, y se ha dado cuenta que tiene valores cotizados, y los ha protegido como los buenos empresarios aseguran su capital. Todos los renovados hoy en día son patrimonio de Junior. Y todos ellos, si continúan su progresión, sino se pierden mirándose en el espejo, volverán a tener ofertas. Y es entonces cuando Junior, como entidad, también saldrá ganando.
Los Char en este momento pueden decir con la boca llena que la nómina de Junior hoy vale el doble de lo que valía cuando acabó el 2018. Suárez puede que todavía necesite un 10 en el equipo, pero tiene que admitir que cuenta con una plantilla excepcional. A él y a la afición le toca poner el resto para seguir construyendo un Junior más grande.