Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, a sus 33 y 32 años, respectivamente, son en este momento la pareja de dobles más importante en el mundo del tenis, y seguramente la más destacada del tenis colombiano después de los legendarios Iván Molina y Jairo Velasco. Cabal y Farah acaban de repetir título en el Masters 1.000 de Roma, hecho que no ocurría en años, éxito que les sirvió para subirse al liderato del ranking mundial, desbancando a los mejores de la historia, los hermanos Bryan (Mike y Bob). Ser número 1 en este deporte, en el que hay tantos competidores y en el que todos los países dedican más recursos, tiene un valor incalculable.
Farah y Cabal llevan muchos años juntos, forman una pareja única, ejemplar, como la de los estadounidenses Bryan, y su trabajo, esfuerzo, dedicación, sacrificio los ha llevado a conseguir 13 títulos, dos de ellos Masters 1.000 después de disputar 29 finales. Gracias a ellos, el tenis colombiano aparece en el mapa mundial, y el prestigio del deporte de este país no solo se reduce a lo que hagan James Rodríguez y compañía en el fútbol europeo, o los beisbolistas en las Grandes Ligas.
Este domingo comienza Roland Garros, el segundo Grand Slam del año y el torneo más importante sobre arcilla. En la prueba individual el mundo mediático se concentrará en los nombres de siempre: Nadal, Djokovic, Federer, Del Potro, Nishikori, y los jóvenes Thiem, Zverev, Tsisipas. Pero en dobles, la prensa se fijará más que nunca en los colombianos, que tendrán el placer de salir como principales favoritos, como cabezas de serie número uno de un torneo que premiará a la pareja campeona con un cheque de 580.000 euros, y a los finalistas con la mitad.
El oro y el podio en el que Farah-Cabal han colocado al tenis y al deporte colombiano, en general, se han visto ensombrecidos por la sanción que el programa anticorrupción del tenis mundial ha impuesto a Miguel Tobón, extenista y e capitán de Copa Davis de Colombia, por vender invitaciones a jugadores en torneos disputados en este país. Tobón ha sido sancionado con una multa de 20.000 dólares y 12 meses de suspensión, y 6.000 dólares más por lo que se calcula recibió de la venta de esos “wildcards”. Durante la suspensión, Tobón tiene prohibido participar en cualquier evento tenístico. Es de desear que la Federación Colombiana también tenga algo que decir sobre el tema. Pasar por encima de él solo haría que sembrar sospechas sobre el tenis colombiano.