El éxito de la Media Maratón de Barranquilla es inocultable y el crecimiento de las cifras en cuanto a la inscripción de atletas, desde 2016 hasta la fecha, lo respalda. Empero, al agregarle una carrera de larga distancia como la maratón, es decir el doble de kilómetros, implica la necesidad de elevar la calidad logística. Ayer hubo lunares en cuanto a este tema, principalmente en la línea de meta.

Fue evidente el no tener personal idóneo para garantizar la protección de los corredores ante los espectadores que se atraviesan para tomar imágenes y que a la vez dificultan el trabajo de la prensa y de los mismos jueces que validan el cumplimiento del normal desarrollo del evento.

No son voluntarios universitarios los que deben garantizar el respeto. El uniforme de un agente de la Policía infunde más autoridad. No solo es tener una valla huérfana y sin un agente que haga cumplir las reglas. Todavía, lamentablemente, no somos una sociedad con la suficiente cultura ciudadana para admirar esta clase de eventos deportivos que promocionan y proyectan una buena imagen de Barranquilla.

Es de aplaudir el show previo, la alegría de los participantes, las muestras autóctonas de nuestra ciudad y su Carnaval, los buenos puestos de provisión de agua y frutas cada determinado kilómetro, al igual que la seguridad en el recorrido, pero no hay que olvidar lo más importante, la meta, la postal que queda en el recuerdo, la que se estampa en los periódicos y la que se difunde en la televisión.

Último punto. Para los medios de comunicación la celeridad de la información es vital. Es por eso que los organizadores de la Maratón de Barranquilla deben gozar de un nutrido equipo de difusión que en un tiempo prudencial valide los números de cronómetro en que los principales velocistas cruzan la meta. Ayer, luego de tres horas, desde que el ganador de la carrera élite levantó sus brazos, solo se hablaba de un tiempo no oficial. En el atletismo la exactitud es preponderante porque un segundo más o un segundo menos puede significar el valor de una medalla.

Es la primera Maratón que se realiza y siempre van a haber imprevistos o dificultades, pero la primera tarea es trabajar en beneficio de un evento que ya se transformó en una marca.

Si el deseo es situar a Barranquilla dentro del radar internacional de carreras atléticas y como un destino infaltable, hay detalles por mejorar. Crítica constructiva.