El CO2 o dióxido de carbono, también denominado óxido de carbono o gas carbónico, fue llamado a mediados del año 1600 por el químico Jan B.V “spirutus sylvestre”, lo que en español significa “espíritu salvaje”, es uno de los gases que causan el efecto invernadero, el que más influye en el cambio climático y el que tiene una relación de causa-efecto muy estrecha con lo que hoy llamamos el calentamiento global, y que en Colombia se refleja en la sequía que nos agobia y en una baja hidrología.
Óscar M. Casal, un ingeniero químico del Instituto Colombiano del Petróleo, es uno de los creadores de un software que ayuda a determinar la huella de carbono de una persona, y en desarrollo de sus investigaciones ha identificado que producir un barril de petróleo genera 84 kilogramos de CO2; una persona 7,65 toneladas de CO2 por año; y todo el parque de generación térmica de energía en Colombia, según la Unidad de Planeación Energética y a datos de marzo de 2014, emitió 868,032 toneladas de CO2, producto de la combustión de gas natural, carbón y combustibles líquidos.
Producir un kilovatio de electricidad con carbón genera 950 gramos de CO2, entre tanto producir lo mismo con combustibles líquidos genera 860 y hacerlo con gas natural, 380, lo que demuestra sin lugar a dudas que el gas natural es un combustible limpio, pero se nos está acabando en la Costa.
Todos los análisis indican que las reservas de los yacimientos de gas en Chuchupa, Ballenas y Riohacha, y que permitieron desde la década del 70 un despegue industrial de Barranquilla y de la Costa, están declinando. Para el año 2018 se prevé que la demanda total de gas natural no podría ser satisfecha, y menos atender los picos de necesidades para la generación de energía por ocasión o con razón de una baja hidrología, al menos que se sustituya por combustibles líquidos.
Las cifras indican que con base en la producción declarada de gas en La Guajira se tendría suficiencia solo hasta el año 2018 para la demanda media y hasta el año 2016 para la demanda alta, y en caso de no entrar en operación los nuevos campos en desarrollo declarados exitosos, al 2023 el déficit de la oferta sería del orden de 164 millones de pies cúbicos por día (pcd) para la demanda media y de 264 millones de pcd para la demanda alta.
A pesar de lo anterior, y aún entrando en operación los campos de gas de El Difícil, Maracas, Nelson y Bonga-Mamey, la Región Caribe, e incluso el país, no podría ver satisfechas sus necesidades para la generación de energía, producidas por los picos que se han presentado y que se pueden seguir registrando por baja hidrología, y mucho menos atender las necesidades que todos aspiramos se produzcan, de una reactivación y crecimiento industrial en la Costa.
Por lo anterior, es necesario que entren cuanto antes en operación proyectos de terminal de recibo de importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) o de regasificación, como el que están construyendo oportunamente en Cartagena, desarrollar con urgencia los yacimientos de gas que acaba de anunciar el Ministro de Minas, detectados en las minas de carbón que hoy operan Drummond y Cerrejón, que suman 40 billones de pies cúbicos, y apoyar que Venezuela comience lo más pronto posible sus exportaciones de gas a Colombia.
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