El asesinato de Karina García, candidata a la alcaldía de Suárez, Cauca, estaba cantado. Lo había anticipado ella misma en un video en el que denunció calumnias que la convertían en blanco de los armados ilegales de su región.
Sus palabras resultaron un vaticinio macabro, “…le pido a los demás candidatos que no continúen haciendo comentarios irresponsables sobre mí, comentarios falsos como que yo voy a traer a los paramilitares, a las multinacionales, que le voy a quitar las tierras a la gente. Por Dios, no sean irresponsables, esto puede traer consecuencias incluso fatales…”.
Y la mataron. Con ella, 5 personas fueron masacradas por orden de alias “Mayimbú”, jefe de las disidencias de las Farc en Cauca.
Esta zona es, según la Alerta Temprana sobre Riesgo Electoral de la Defensoría del Pueblo, una de las más amenazadas por delincuentes sin Dios ni ley que están atentando contra el ejercicio del derecho a la participación en política. Pero no es la única: son en total 418 municipios y áreas no municipalizadas las que afrontan hoy, dice la entidad, algún nivel de riesgo electoral por incidencia de estos criminales.
Sin perder de vista la dramática situación de Antioquia, Chocó, Nariño, Norte de Santander y Cauca, detengámonos en lo que pasa en la región Caribe, donde se podrían configurar 3 escenarios.
Uno, las posibles alianzas de candidaturas de sectores políticos con grupos armados ilegales para buscar financiación y respaldo. La mayor amenaza viene del Clan del Golfo o AGC, que busca control territorial y opera con bandas delincuenciales locales como Los Costeños en el Atlántico.
También están Los Pachenca en Magdalena, Bolívar y La Guajira; Los Caparrapos en Bolívar o La Ronda en el sur de Cartagena. En La Guajira aparecen La Banda de Huguito y Los Caradura en Riohacha y los de La Zona y Los Palmar en las trochas de la frontera con Venezuela. Además, está el Eln en Magdalena, La Guajira, la Serranía del Perijá en Cesar y en el centro y sur de Bolívar.
Dos, el constreñimiento al sufragante y la Defensoría recuerda que el Atlántico es uno de los departamentos con mayores niveles de inscripción atípica: 16.714 cédulas en Barranquilla y 12.606 en Soledad. Y tres, la estigmatización contra defensores de derechos humanos, líderes sociales, militantes de Colombia Humana y del partido Farc y las amenazas de Las Águilas Negras.
Todo ésto podría desencadenar variaciones atípicas de la participación electoral, violencia política, corrupción, fraude, clientelismo... ¿Le preocupa? A mí también. Pero no hay que “paniquearse”, a eso le apuestan los violentos. Esta Alerta Temprana, hay que tomarla en serio y como bien advierte el Defensor del Pueblo, Carlos Negret, aunque hoy no existe ningún grupo capaz de desestabilizar las elecciones de octubre, “sociedad, Gobierno y Estado” deben, debemos trabajar para “evitar la ocurrencia de los riesgos advertidos.
¿Cuándo será que en este país aprendemos que es mejor prevenir, que tener que lamentar? Perdónanos Karina.