Un análisis sobre los ferrocarriles en Colombia de 1836 a 1930 efectuado por Jorge Arias de Greiff, un ingeniero civil de la Universidad Nacional y miembro de la Academia de Historia, nos informa que el primer ferrocarril que se construyó en Colombia fue el de Panamá en 1855, casi al tiempo de haberse construido en Inglaterra el primero de todos, con el propósito de enlazar los océanos Pacífico y Atlántico. Una revisión de las construcciones férreas hechas con posterioridad indican que el propósito inicial siempre fue unir al interior del país con el mar de manera directa y en otras llegar a éste por la vía del río Magdalena, tal como lo demuestra la vía férrea que comunicase a Buenaventura con Bogotá, la línea para unir a Medellín con el río Magdalena, Bogotá con Girardot y un eslabón para Buenaventura, otra para Puerto Berrío y la de Bogotá a Santa Marta, Barranquilla a Puerto Colombia y Cartagena a Calamar, sobre el río Magdalena y así sucesivamente.

Por alguna razón se abandonó la vía férrea, al punto que en Colombia en el 2012 se transportó por esa vía un poco más de 45 millones de toneladas de carga entre el interior del país y los puertos del Caribe, lo cual no incluye el carbón que se transporta entre Chiriguaná y Santa Marta. Esto significa que solo el 2,4% de la carga se moviliza por vía férrea, mientras que por el modo carretero el 73.2%, ubicándolo como uno de los países que más usa este medio, a pesar de ser éste 42% más costoso y tener todas las desventajas en externalidades, incluyendo las ambientales, por mencionar solo algunas.

El propósito de estar cerca al mar, es el de llegar a los puertos, y por esa vía llevar a los mismos o recibir en éstos grandes volúmenes de carga. Ese propósito debe seguir vigente y es una de las mejores alternativas para un desarrollo portuario en la Costa, y por ello aprovechando la vía a doble calzada que se construye entre Bogotá y La Dorada, es imperativo recuperar la vía férrea de la Dorada a Chiriguaná haciendo la conversión de trocha angosta a trocha estándar. Luego construir una vía férrea de Chiriguaná a Calamar y de aquí a Cartagena y a Barranquilla, lo que también permitiría crear centros de intercambio modal en Calamar, la Dorada, Puerto Araujo y la Lizama.

Si las previsiones de crecimiento del PIB nacional –que son de 4.7% para el periodo 2010–2020 y de 4.6% para el 2020-2030–, se cumplen, se generará una notable multiplicación de los volúmenes de carga a transportar en el medio y largo plazo, al punto de que para el año 2038 podríamos tener un volumen de carga disponible de 140 millones de toneladas.

Un proyecto de esta naturaleza, al que hay que apoyar con todas las fuerzas, ubicaría a la Costa Atlántica como el centro de generación y recepción de carga más importante del país, con grandes beneficios para los departamentos del interior, que verían llegar o salir sus cargas a un menos costo y en menor tiempo, que unido a la recuperación en la navegabilidad por el río Magdalena, nos convertiría en el corto plazo en el polo de desarrollo portuario, industrial y comercial al que tanto le están apostando los 32 senadores de la Costa y la nueva ministra de Transporte Natalia Abello, orgullosamente Caribe.

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