Las áreas en las que todo ser humano se desenvuelve incluyen la familia, el trabajo, el área espiritual, amorosa, entre otras. Lamentablemente, en algunas ocasiones, el trabajo suele ser la más importante.

No hay duda de que se debe trabajar. De hecho, no hay nada más reconfortante que recibir remuneración por sus habilidades, sus esfuerzos, y su dedicación. Pero más importante aún, porque aman lo que hacen, cosa que le pasa a la minoría.

Escuchar a los demás decir “amo mi trabajo”, suscita un poco de envidia, hay que admitirlo. No todo el mundo se encuentra conforme con lo que hace, y trabaja porque le toca, sobre todo, en un país subdesarrollado como Colombia, en donde muchas personas no viven sino que sobreviven.

Existen habilidades que se pueden desarrollar a lo largo de los años y otras con las que se nace. Muchas madres se frustran al ver que sus hijos no sobresalen en todas y cada una de las actividades. A estas madres les digo: tranquilas. La vida es un proceso y, dentro de él, existen muchas pruebas, de algunas saldrán airosos y en otras, fallarán.

Lo importante es detectar en qué se equivocan y cómo pueden mejorar. No se trata de encontrar una perfección inexistente, sino de descubrir lo que les apasiona y ser los mejores en ello, pues es preferible ser el mejor de un equipo no tan reconocido que estar en la banca del mejor equipo. Esto los llevará a ser amantes del trabajo y no sobrevivientes del mismo.

Por lo general, el ser humano está insatisfecho y siempre quiere más, ya sea por narcisismo o por afán de aparentar. Lo anterior puede conllevar a la famosa adicción al trabajo. Porque sin duda, es una adicción como cualquier otra, con repercusiones negativas como altos niveles de ansiedad, riesgo de alcoholismo, enfermedades cardiovasculares, incapacidad para establecer vínculos afectivos, y en casos extremos, la muerte (los japoneses lo denominan Karoshi) afectando así a todo su entorno.

Es importante imponerle un límite a este pensamiento de querer siempre más y encontrar un balance. La pareja no se fortalece saludándola únicamente por las mañanas; los hijos no se educan solos y en un abrir y cerrar de ojos ya están yendo a discotecas; el libro que quieren leer hoy de pronto mañana no les interesa; su jefe no será quien los acompañe en todas sus batallas y sus verdaderos sueños no se van a cumplir si únicamente trabajan y acumulan, ¿en qué momento disfrutarán y con quién?

Vivimos en una sociedad en donde la apariencia lo es todo, hay personas que viven solamente del qué dirán y malgastan sus energías agradando al otro. Son capaces de trabajar en cualquier cosa sin quererlo y aceptar fuertes humillaciones, por el simple hecho de ganar prestigio dentro de su pequeño círculo social y poder acumular más y más.

Trabajar para llevar una vida sana y agradable no es tarea fácil si todos los días se levantan frustrados y con una gran amargura porque no están conformes con lo que hacen. Así solo terminarán alejando a todo a quien esté a su alrededor y se perderán de las pequeñas cosas de la vida que aun cuando parezcan insignificantes, son las que le dan sentido a la misma.

Con lo anterior no quiero decir que deban retirarse de sus trabajos, pues hay personas que sueñan con emprender y otras que son el activo más valioso que tiene una empresa.

De lo que sí estoy convencida es de que pueden encontrar aquello que les apasione, que le dé sentido a sus vidas, eso que los hace sentir orgullosos de ustedes mismos sin importar la opinión de los demás, esa destreza que sólo ustedes tienen, la cual los hace únicos y diferentes, y aquello que les va a ayudar a enfrentarse a este difícil e incomprensible, pero encantador mundo, trabajando en lo que quieran para llevar la vida que desean.