Las nuevas tecnologías o las TICS, están presentes hoy en absolutamente todas las áreas de nuestras vidas. Es un fenómeno que no podemos detener, pues está en constante auge y crecimiento y tampoco podemos negar sus beneficios, pero debemos tener en cuenta sus perjuicios.
Generalmente cuando escuchamos la palabra adicción, lo primero que se nos viene a la mente es el alcohol, las drogas y el juego ya que tienden a ser las más comunes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la adicción como una enfermedad física y psicoemocional que genera una dependencia o una necesidad hacia una sustancia, actividad o relación.
La persona adicta, tiene una conducta compulsiva, prolongada y repetitiva, siendo incapaz de controlarla y mucho menos, de interrumpir su consumo. Lo anterior trae consecuencias negativas tanto en su salud como en las relaciones interpersonales, generando así un malestar clínicamente significativo para quien la padece.
Dicho esto, podemos decir entonces que sí existe una adicción a las nuevas tecnologías, teniendo en cuenta que hay una actividad de por medio y me atrevería a decir, una relación, pues hay personas que llegan a entablar un vínculo personal con sus dispositivos, ya sean teléfonos móviles, computadores portátiles, tabletas que incluso los llaman por nombres propios.
China, Corea del Sur y Taiwán ya tienen centros especializados para tratar dicha adicción, aun no reconocida por la Asociación de Psiquiatría, pero sí debatida por miles de psicólogos y psiquiatras en el mundo. Estados Unidos, por su parte, acaba de abrir su primer centro llamado ReSTART.
Muchos les atribuyen dicha adicción a los adolescentes, y si bien es cierto son niños que nacieron con dichas tecnologías y bebés que aprendieron a deslizar el botón del teléfono para desbloquearlo, antes de aprender a gatear. Los mayores no estamos exentos de padecerla, pues dos tercios de la población adulta mundial tiene un Smartphone.
No podemos negar los beneficios y las oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías. Los chats son hoy una herramienta bastante útil a la hora de proporcionar una comunicación rápida y eficaz, aportando así al mundo tanto laboral como social y personal.
Por su parte, los videojuegos además de ser una fuente de diversión promueven el aprendizaje, la atención sostenida, la creatividad, el incremento de los reflejos, entre otros beneficios.
Lo anterior, sin duda, apetece, llama la atención y consume, ya que la satisfacción es casi inmediata. Mediante las TICS, se obtienen recompensas y respuestas rápidas, y a su vez, muy importante sobre todo para los adolescentes, logran conectarse con múltiples personas.
La clave está entonces en no confundir el uso irresponsable de las tecnologías con la adicción, pues no todo el que lo utilice automáticamente se convierte en un adicto (de lo contrario, todos lo seríamos).
El problema radica cuando la ansiedad, ante no tener el teléfono cerca, o algún dispositivo, comienza a aparecer cada vez con mayor fuerza, causando malestar, agresividad, aislamiento, alteración del sueño y de la alimentación y claro está, la alta necesidad del consumo, para conseguir satisfacción. Así, resulta tan necesario, que 11 jóvenes mueren diariamente alrededor del mundo por enviar mensajes de texto al conducir.
De esta forma, se pueden deteriorar las relaciones sociales, familiares y de pareja debido al aislamiento, lo cual puede generar depresión y un desbordamiento de ansiedad y una alteración emocional. En los niños se puede ver reflejado a su vez, en la disminución del rendimiento académico.
Recuerden que absolutamente todo en la vida requiere de un balance, la clave está en encontrarlo antes de que las tecnologías nos dominen por completo y olvidemos lo mágico que es el mundo en sí mismo y lo increíble que es el contacto físico.