Todos los seres humanos experimentamos ansiedad, rabia, malestar, inconformidad y otras emociones negativas, las cuales, en ocasiones, no sabemos manejar de una manera adecuada.

Muchas veces para evitar que los demás se disgusten actuamos de forma pasiva, dejando que decidan por nosotros, perdiendo así, el respeto propio. O, por el contrario, actuamos de manera agresiva, ya que no sabemos comunicar aquello que realmente sentimos y queremos.

Existe otra manera de reaccionar y es de manera asertiva, cosa que suena muy fácil, pero que en la práctica, resulta más difícil de lo que creemos. Lo importante es que nada es imposible y la buena noticia es que se puede aprender, pues no se trata de lo que digan, sino de cómo lo digan.

La asertividad consiste en la manera en cómo nos comunicamos, defendiendo nuestros derechos, realizando sugerencias de una forma honesta y sin agresión y expresando nuestras opiniones, emociones, pensamientos y decisiones libremente, respetando siempre a los demás, pero principalmente nuestras propias necesidades.

Las personas no asertivas, o quienes carecen de habilidades sociales, generalmente son aquellas que justifican su actuar y se disculpan constantemente, pues no son capaces de expresar sus opiniones, emociones y pensamientos y no defienden sus derechos, por lo cual se dejan dominar por los demás, lo que genera baja confianza en sí mismos, causando así, ansiedad y/o depresión.

Por el contrario, las personas asertivas son competentes a nivel social, pues logran comunicar aquello que sienten y necesitan, sin miedo a los demás, ya que lo hacen de una manera en donde no se pierde el respeto hacia ambas partes. Suelen ser personas que poseen alto nivel de autocontrol emocional, por lo cual consolidan una buena autoestima y un buen autoconcepto.

A continuación, les presento unos cuantos tips para tener en cuenta, que para mí son esenciales para la comunicación asertiva:

•Todas las personas gozan de los mismos derechos y, por ende, nadie es mejor que el otro.

•Identifiquen cuáles son sus metas y objetivos y trabajen por y para ello. No esperen que los demás las satisfagan y pidan ayuda si así lo requieren.

•Las demás personas no tienen la habilidad de leer la mente y conocer sus deseos.

•El derecho a decir “no” es igual al derecho que tienen de estar vivos. No se sientan mal diciéndolo y eviten inventar excusas falsas que terminan saliendo a la luz.

•Las frases en primera persona son mejores que las afirmaciones y mejor aún si van acompañadas de una explicación. Así, es mejor decirles a sus hijos: “yo creo que es mejor que no salgan debido a la inseguridad” a decirles, “no salen porque no y punto”.

•Hablen sobre sus emociones abiertamente, es la única forma de evitar que futuros inconvenientes se repitan. Dejen de lado el mito de que expresar emociones es para débiles y así lograrán que los demás empaticen con ustedes y sean más receptivos.

•Aprendan a escuchar. Fácil decirlo, difícil aplicarlo, pero importante lograrlo.

•Aprendan a pedir perdón. Esto los hace más grandes y mejores personas.

•El lenguaje no verbal es crucial: la mirada, la postura, la expresión facial y los gestos, harán asertiva o no la transmisión de un mensaje.

La asertividad no les va a solucionar todos los problemas que poseen diariamente, pero sí les abrirá un camino en donde podrán aumentar su autoestima, mejorar su bienestar emocional, construir relaciones saludables y, por ende, alejar las tóxicas, establecer prioridades y tomar decisiones por ustedes mismos sin manipulaciones. Pueden decir tantas cosas, aun cuando sean negativas, desde una perspectiva positiva, sin herir a los demás y respetándose a sí mismos. Ser asertivos los hará más y mejores humanos.

Recuerden que las palabras pueden herir o sanar, ustedes deciden.