Antes de profundizar sobre este tema, debo admitir que no era la más fan de la tendencia de la psicología a través de Internet, pues para mí el contacto físico lo es todo en la vida.
Por motivos personales me trasladé durante un año de mi ciudad natal, Barranquilla, a la encantadora capital de España, Madrid.
Ejercer como psicóloga en esa ciudad no fue tarea fácil debido a las ingeniosas leyes españolas. Pero como en la vida hay que sacarle provecho a todo y ver los obstáculos como oportunidades, comencé a investigar más sobre el tema y así fui adentrando en un mundo desconocido, pero prometedor para mí.
Si bien es cierto, cuando el paciente acude al psicólogo, el tiempo es sagrado. Es un tiempo dedicado a él, a sus ansiedades, a sus miedos, a sus frustraciones. La mejor forma de hacerlo es de frente, pues de esta manera, podemos detectar su estado con una simple mirada, ya que el contacto visual es algo fundamental en nuestra práctica.
Sin embargo, he descubierto que, a través de una videoconferencia, es posible detectar también esos estados del paciente y guiarlo a través del tratamiento que éste necesite. Gracias a este mundo globalizado, hoy tenemos la oportunidad de interactuar y de comunicarnos tanto verbal como visualmente, logrando así identificar su sentir.
La telepsicología hace parte de la telesalud, la cual es definida como “la utilización de las TICs para proporcionar salud y servicios de atención médica a distancia”. Dicha tendencia ha sido estudiada desde hace ya varios años y los resultados son muy prometedores.
Por su parte, la telepsicología fue definida por la Asociación Americana de Psicología (APA) en el 2013 como la presentación de servicios psicológicos empleando tecnologías de la información y de la telecomunicación, mediante el procesamiento de la información por medios electrónicos, electromagnéticos, entre otros, tales como los celulares, los computadores, etc.
Otra variable de la telesalud es la psicología online, la cual hace referencia a páginas web mecanizadas que proporcionan información y contenido de ayuda a las personas, pero de una forma impersonal.
Es innegable que hoy en día la tecnología está presente en casi todos los ámbitos de nuestra vida y la psicología, no se queda atrás, tanto en el ámbito público como en el privado.
Así que aun cuando yo sea una psicóloga amante de las teorías de Freud, debo admitir que vivimos en tiempos distintos, en donde la tecnología nos invade y qué mejor forma de sacarle provecho a este fenómeno que integrándolo con nuestros conocimientos en pro del bienestar del paciente, el cual, por un lado, se ha tenido que adaptar a este mundo sistematizado y por otro, ha nacido siendo parte del mismo.
Ahora bien, para que la terapia por medio de la telepsicología sea exitosa, deben tenerse en cuenta ciertas condiciones, pues deben cumplirse los mismos estándares profesionales y éticos que se emplean en la terapia presencial.
Temas como ubicarse en un espacio propicio, tener buena conexión a Internet, la privacidad, el respeto por el día y la hora asignados para la cita, la veracidad de datos, la identificación, la jurisdicción aplicable y la confidencialidad, son clave garantizar una práctica exitosa.
¡Les propongo entonces que nos atrevamos! Utilicemos de manera positiva los beneficios de este mundo globalizado.
Si no viven en la misma ciudad que su terapeuta, si tienen una buena relación empática con este y no desean cambiarlo, o simplemente si les llama la atención, atrévanse a recibir la terapia a través de Internet, eso sí, siguiendo siempre los parámetros de la práctica presencial, pues los resultados son increíbles y les aseguro que no se arrepentirán.
Si por el contrario nunca han asistido a terapia, pero piensan mucho en ello, los invito a que dejen de lado los miedos y prejuicios y aprovechen esta magnífica oportunidad que nos trae hoy, este incansable Siglo XXI.
Les recuerdo: ¡la psicología no es cosa de locos!