El maltrato tanto físico como psicológico va más allá del estrato, la clase social, la raza y la religión y tiene que ver con el tipo de personalidad del agresor, la cual, en ocasiones, ha sido forjada a partir de una infancia traumática y sus acciones van a variar según su estructura. Sin embargo, todos comparten las mismas características.

Es importante tener claro el perfil de un maltratador para evitar caer en la tentación. Y digo tentación ya que estas personas suelen ser encantadoras desde el primer momento.

El ciclo comienza de la siguiente forma: al comienzo de una relación son agradables, dóciles, detallistas, conversadores, y bastante seductores, recuerden que en la etapa de enamoramiento su verdadero yo, no ha salido a relucir aún.

En la calle son fascinantes, actúan con completa normalidad, y se muestran exitosos ante la sociedad, por lo cual, en ocasiones, resulta sorpresivo para los demás cuando ocurren los hechos.

Con el paso del tiempo esta persona comienza a mostrarse tal y como es: autoritaria, manipuladora, mentirosa, rígida con pensamiento dicotómico, pues no hay puntos intermedios.

Comienza a controlar el dinero de su pareja, su vestimenta, sus dispositivos electrónicos, le exige que tengan relaciones sexuales no deseadas, y así, sin golpes ni agresiones físicas inicia todo, pero causando un daño profundo en la vida de la víctima.

El maltratador carece de empatía, ya que no es capaz de ponerse en los zapatos del otro, y mucho menos de sentir culpa. Pide perdón acorde con el deber ser, pero realmente no lo siente ni se arrepiente.

La humillación juega un papel clave. Resta importancia a los logros de su pareja; logra que esta ceda luego de una discusión; la chantajea emocionalmente, y valora positivamente en los demás aquello que ella también ha logrado. La víctima comienza entonces a sentir la necesidad de aprobación y es entonces cuando aparece el miedo en todo momento.

Los celos son típicos de este ciclo. Mucho ojo, no confundan los celos con el amor ya que estos no son directamente proporcionales. Los celos son muestra de la baja autoestima y la dependencia del entorno. Estas personas temen ser abandonadas y harían cualquier cosa para evitar que esto suceda.

Es muy fácil preguntarse qué hace una persona al lado de un maltratador, pero lo cierto es que entrar en este ciclo, es más fácil de lo que creemos. Existen personas dependientes, que necesitan de constante aprobación, dóciles, ingenuas, que en ocasiones, también vivieron situaciones negativas en su infancia y desafortunadamente, caen en las garras de estos individuos que realmente les bajan el cielo y las estrellas al comienzo, para luego entregarles un infierno.

Lo anterior resulta muy perjudicial para la víctima, pues las secuelas son altas. La depresión aparece con todas sus fuerzas; la ansiedad se intensifica; si antes tenían baja autoestima, ahora es aún peor; no duermen; no se alimentan bien; son indecisas y no logran tomar decisiones por sí mismas; sienten culpa, y se sienten inseguras e inferiores ante los demás, ya que están inmersas en un ciclo interminable lleno de dolor, de tristeza y de desesperación.

Quienes logran darse cuenta de que ya no pueden más y deciden escapar de esa telaraña, se percatan de que muchas veces, lo han perdido todo. Volver a recuperarlo es un trabajo que requiere de tiempo y de ayuda profesional. Sin embargo, no es imposible y lo mejor es apoyarse en ellos, pues para algunas víctimas, resulta demasiado tarde.

Siempre tengan presente que aquel que maltrata, es un enfermo y si detectan algún indicio de abuso, rompan de inmediato esa cadena antes de caer en el perverso ciclo del maltratador.

De lo contrario, quiéranse con locura, sean su prioridad y recuerden el gran impacto que tiene la palabra resiliencia.

Como dijo el escritor J. Wailen: “un día sin darte cuenta te vas sintiendo mejor, no totalmente feliz, pero sí más segura, menos triste y más completay un día sin notarlo desaparecen las lágrimas, la frustración y los miedos; y así te vas dando cuenta que después de la tormenta siempre hay vida.