La educación vista desde la influencia de la tecnología.

En psicología definimos el vínculo afectivo como un lazo emocional, una conexión recíproca o un apego entre el bebé y su madre o cuidador. Este vínculo, moldeará la vida emocional del niño y se convertirá en el prototipo de las experiencias emocionales futuras, en primera medida con los padres y posteriormente con los amigos, la pareja y los hijos.

En los años 70, la psicóloga Mary Ainsworth diseñó el experimento de “La Situación Extraña”, en donde observó la interacción del niño con su madre y con una persona extraña. Los resultados establecieron que existen 3 patrones de vínculo: seguro, ambivalente y evitativo.

Posteriormente se estableció un cuarto tipo: el desorganizado.

Para que se establezca un apego seguro, la madre o cuidador debe conectar con las señales subyacentes del bebé, como las auditivas, olfativas y visuales y tener, a su vez, una respuesta diferenciadora acorde a éstas, involucrándose más con el niño, disfrutando del contacto físico, hablándole cariñosamente y expresando emociones positivas.

De esta forma, el vínculo se dará de forma adecuada, y el niño podrá satisfacer sus necesidades de afirmación y dependencia y logrará una mayor capacidad de adaptación y funcionamiento competente dentro de sus interacciones sociales.

También desarrollará patrones de confianza y de seguridad en sí mismo, mayor autorregulación, buena disposición frente a los límites y logrará formar vínculos con otras personas diferentes a su familia, como su pareja.

Por su parte, el apego ambivalente, también llamado apego ansioso, se presenta si la madre o cuidador es inestable frente a las necesidades del bebé, mostrándole poco afecto. Son madres que cuando interactúan con su hijo, lo hacen dependiendo de su estado de ánimo, respondiendo poco a su llanto y teniendo poca aceptación. Usualmente no tienen mucha comunicación verbal y se distancian físicamente de este.

En este caso, el niño tendrá una dependencia exagerada, con conductas de acercamiento y rechazo frente a la madre; falta de autonomía; poca o nula interacción con las demás personas; llanto constante e irritabilidad que no cesa fácilmente con el consuelo de la madre; no acepta las reglas fácilmente y por lo general, posee un comportamiento colérico y ambivalente.

En la adultez, son personas que tienden a buscar la aprobación constante de los demás, incluyendo su pareja, y suelen ser desconfiadas y dependientes.

El apego evitativo, también llamado inseguro-evitativo, se presenta cuando la madre posee resentimiento y rechazo frente al bebé, mostrando oposición frente a sus deseos. Esta madre o cuidador suele tener un estado de ánimo irritable, por lo cual regaña constantemente al niño; es indiferente físicamente frente a sus conductas y controla todas sus actividades. Son madres que utilizan la violencia o la fuerza física para educar y poseen poco contacto físico con sus hijos.

Estos niños, por lo general, tienden a evitar tanto física como afectivamente a la madre o a ignorar su presencia, pues mantienen distancia comunicativa y se alejan mirando para otro lado. Tampoco interactúan con otras personas y no poseen casi ansiedad por separación.

Lo anterior los lleva a ser adultos con dificultades emocionales, pues tienden a reprimir y ocultar sus emociones y poseen dificultades para confiar y para intimar con los demás.

Por último, el apego desorganizado o desorientado es fruto de conductas contradictorias y confusas por parte de la madre o cuidador. Se trata de figuras parentales incompetentes y patológicas, lo cual puede generar en el niño sentimientos tanto de miedo como de tranquilidad.

Por lo anterior, son niños que pueden llegar a asumir roles que no les corresponden y se muestran tanto evitativos como resistentes frente a su madre o cuidador.

En la adultez, son personas que tienen relaciones volátiles, pues tienen dificultad para relacionarse afectivamente y pueden llegar a desarrollar un trastorno de la personalidad.

Los seres humanos tenemos una capacidad cognitiva que nos diferencia del resto de los seres vivos, y es la de saber identificar las necesidades de los demás. Por esto es muy importante tratar, en lo posible, de atender las necesidades del bebé de una forma adecuada y segura.

Sé que existen muchos obstáculos en el camino como la depresión posparto u otras dificultades, por lo cual los invito a pedir ayuda y a no sentir vergüenza. Pues son circunstancias que se presentan y lo importante es salir adelante, recordando siempre que los primeros años de vida son cruciales y son los que ayudarán a desarrollar los vínculos futuros.