La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano. Nuestra sexualidad es la forma en que vivimos, nos sentimos y nos vemos como personas sexuadas. La sexualidad es el modo en que cada cual vive, asume, potencia y cultiva o puede cultivar el hecho de ser sexuado/a.
Mientras que la palabra sexo sirve para definir y distinguir a los machos de las hembras, con diferencias morfológicas, fisiológicas y psicológicas, la sexualidad va más allá y trasciende todos estos elementos que determinan nuestro sexo masculino o femenino.
La sexualidad incluye el sexo, las identidades y roles sexuales, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la reproducción y la intimidad.
La sexualidad está influenciada por factores biológicos, psicológicos, sociales, culturales, políticos, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. En ocasiones, la sexualidad se reduce a la genitalidad y se dejan de lado todos los aspectos psicológicos y socioculturales que están implicados. La sexualidad quedaría muy limitada si sólo se redujera a la penetración, el coito y otras actividades meramente genitales.
La sexualidad se experimenta y expresa por medio de fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, roles y relaciones, aunque no siempre se tienen que vivir y abarcar todos estos aspectos. Sin embargo, la sexualidad se expresa y experimenta en todo lo que somos, pensamos, sentimos y hacemos.
La sexualidad se va descubriendo y desarrollando a lo largo de la vida de una forma progresiva. Nuestra sexualidad es fruto de nuestras experiencias en la vida al sentirnos como personas sexuadas. La educación sexual es muy importante para vivir una sexualidad sana que fomente el desarrollo del individuo y sea una fuente de placer y satisfacción, así como una forma de comunicación y expresión de afectos hacia otras personas. La sexualidad constituye una forma de conocimiento personal y descubrimiento de la otra persona. Cada individuo vive y entiende la sexualidad de una forma diferente, dependiendo de sus circunstancias, de su formación, de su personalidad.
Por ellos la sexualidad se vive a lo largo de todas las etapas de la vida de diferente manera. No acaba en la juventud y madurez, todos podemos disfrutar de nuestra sexualidad a lo largo de todo nuestro ciclo vital. La sexualidad la experimentamos de forma diferente según la edad. No es lo mismo la experiencia sexual a los 20, que a los 40 o a los 80. Aunque todos y todas podemos vivir y cultivar la sexualidad hasta nuestra muerte.
Aunque uno de los diversos fines de la sexualidad sea la reproducción, sexualidad y reproducción no son lo mismo, ni tienen por qué ir siempre unidas. Podemos disfrutar de nuestra sexualidad con independencia de nuestra facultad de procrear, al igual que podemos decidir el momento de concebir y disfrutar de la sexualidad para otros fines.
La sexualidad no es un instinto, es un valor humano que tiene muchos más fines que la procreación. Es una cualidad humana que también nos conduce a buscar vínculos, afecto, comunicación, contacto, placer y ternura.
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