Tenemos una habilidad llamada la aceptación radical, esto significa tolerar algo sin juzgarlo ni intentar cambiarlo.

En muchos sentidos, juzgar es el camino más directo para el sufrimiento porque cuando juzgas a otros te enfadas y cuando te juzgas a ti mismo te deprimes. Aceptación radical podría parecer una habilidad difícil de controlar.

Con este ejemplo quedara más claro: Juan luchaba con un problema muy corriente en las personas con emociones desordenadas. Él dividía todo y a todos en dos categorías, o eran completamente buenos o completamente malos.

Para él no había término medio. Cuando la gente lo trataba amablemente, era buena, pero cuando alguien no estaba de acuerdo con él, consideraba mala a esa persona, aunque la hubiera situado en el lado bueno unos minutos antes.

Esta rápida fluctuación entre bueno y malo llevaba a Juan a hacer juicios y comentarios críticos sobre sí mismo y sobre las demás personas. Con los años, la acumulación de oscilaciones y juicios volvió a Juan muy sensible respecto a las situaciones que podían salir mal. Siempre esperaba que los otros cometieran errores, que lo insultaran o lo traicionaran de alguna manera.

La verdad era que Juan había creado un patrón en su vida en el que todos sus juicios y pensamientos críticos se convertían en realidad y esto lo llevaba a una vida muy solitaria y angustiosa.

Cuando Juan conoció la habilidad de aceptación radical, también fue crítico con ella. Solo pensó en lo ridículo que era esto. Es una idea estúpida que no va a ayudarme —decía— no necesito nada semejante, ¿cómo no se puede ser crítico? Ante la insistencia de su familia, Juan decidió utilizar la aceptación radical.

Al principio le pareció muy difícil no criticarse a sí mismo ni a los demás, pero continuó y poco a poco su pensamiento empezó a cambiar. Juan se pasaba menos tiempo obsesionándose con pensamientos y comentarios críticos y pasaba menos tiempo anticipando que los demás lo iban a insultar o a traicionar.

También se hizo más consciente de sus pensamientos, sentimientos, sensaciones y acciones en el momento presente.

Utilizar la aceptación no significa que tú tengas que aceptar en silencio las situaciones de tu vida potencialmente dañinas o peligrosas. Por ejemplo, si estás en una relación violenta o de abuso y tienes que salir de ella, entonces sal de ella.

No te pongas en peligro limitándote a soportar lo que puede ocurrirte. La aceptación radical es una habilidad que se supone que te va a ayudar a llevar una vida más saludable, no se trata de una herramienta para que añadas más sufrimiento a tu vida.

Piensa en ti, en tu vida y en el resto de la gente de una manera distinta, ya no pasarás tanto tiempo juzgándote a ti mismo, a ti misma ni al resto de la gente. Así serás libre de hacer otras muchas cosas más.
Cuida tu diálogo interno, tu cerebro se cree todo lo que le dices.

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