La infidelidad es una de las principales causas de separación y de violencia intrafamiliar. A nivel psicológico muy pocos eventos estresantes generan tantas y tan variadas repercusiones negativas. Esposo, mujer, hijos, amigos, familiares y amantes, todos se ven afectados y entran en ese torbellino emocional.
Cuando el que es víctima del engaño lo descubre, recorre casi toda la gama de emociones: depresión, resentimientos, ira, hostilidad, ansiedad, decepción, venganza, envidia, asombro, incredulidad, sorpresa, aislamiento, frustración y una baja fulminante en la autoestima.
En el caso de la víctima de infidelidad, cuando la sospecha empieza a molestarse y a pensar cosas como: “algo ocurre”, “no se despega del celular”, “está llegando tarde” y “me habla menos”, por solo mencionar algunos ejemplos. Una frialdad tenue, lenta, pero cruel, se va apoderando de la relación hasta enfriarla.
En el caso de los amantes, es decir de los responsables de la infidelidad también sufren de otra manera. Sienten culpa, arrepentimiento, angustia de que todo se sepa, tensión, indecisión y se creen merecedores de un castigo. Pero a la vez disfrutan de forma considerable una felicidad angustiante, atracción por lo prohibido y un enamoramiento que los hace perder el sentido de la realidad de lo que hacen.
Este “sube y baja” cotidiano entre el gusto y el disgusto, la alegría y la tristeza, los encuentros y las lejanías, los escapes y los regresos, más la presión que genera un conflicto en apariencia sin solución, rápidamente va minando la estabilidad emocional del que es infiel.
Esta es la razón por la cual muchas personas que son infieles sienten alivio al ser descubiertos: “menos mal se descubrió, me quité un peso de encima”, pero como lo
muestra la psicología clínica, cuando las cosas se descubren afecta a todos en el entorno.
Lo primero es la pérdida de la confianza, que es esencial para establecer cualquier vínculo interpersonal saludable. Para poder entregarnos verdaderamente y edificar una buena relación de pareja, los humanos necesitamos un ambiente emocional seguro. Si no tenemos esa garantía primaria, el amor comienza a perderse.
El amor en pareja es condición necesaria, pero no suficiente para ser fiel. La fidelidad también es una decisión. Una vez que se haya descubierto la infidelidad, necesitas decidir si trabajar para reconstruir tu relación o terminarla. Sea cual sea la ruta que elijas, te animo a que lo hagas deliberadamente y no actúes solo por sentimientos. Los sentimientos, sin importar lo intensos que sean, están basados en suposiciones que a menudo son muy subjetivas y pueden resultar irrealistas, inútiles o falsas. Es posible que tu relación se sienta frágil y vacilante algunos años después de que se descubre una infidelidad, pero durante ese tiempo puedes esperar experimentar también muchos momentos tranquilizadores y alegres.
La confianza es un regalo escurridizo y delicado que solo puede ganarse con el tiempo, a través del compromiso y el esfuerzo continuo.
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