Todos conocemos a alguien que ha querido a otra persona de forma intensa y que no ha sido correspondido o que esa relación no le convenía.

En esta vida nos podemos enamorar de la persona equivocada, esto lo sabemos, pero a veces la mente no es capaz de analizar de forma fría y sensata, esto es así por varias razones, y analizaremos algunas de esas:

1- Porque a primera vista, nos gusta muchísimo en algunos aspectos visibles como que es una persona muy atractiva, tiene dinero, es muy divertida, el sexo es ideal. El rasgo positivo es tan intenso y fuerte que impide darnos cuenta, de otros aspectos de su personalidad y ver la relación como un todo.

Entonces, concluimos apresuradamente que si esa persona nos amara nuestra vida sería mejor o más completa. En realidad no nos enamoramos de la persona en sí, porque en la mayoría de los casos no la conocemos lo suficiente, sino de la imagen idílica que hemos formado, nos enamoramos de la persona que nos gustaría que fuera, y los imprescindibles no los analizamos, por ejemplo si te gusta que sea inteligente, de gran corazón, fiel, amoroso etc…

2- Haber salido de una relación dolorosa y meterse al poco tiempo en otra para olvidar lo sufrido. En ocasiones, aunque sean migajas de afecto y amor, cualquier cosa vale para olvidar lo anterior y puede minimizar aquellos aspectos que en condiciones normales nos avisarían que la relación no conviene.

3- Miedo a la soledad al sentirse la persona sola presionada en un medio donde todo el mundo tiene pareja, el aburrimiento de su vida les agobia, buscan aplicaciones en redes sociales para encontrar parejas y se involucran en relaciones por estar y se apresuran con el primero que les recibe y que tal vez no le conviene “un peor es nada”, y después no saben cómo salir de ahí.

4- La baja autoestima. Existen personas que aceptan migajas de cariño, sexo o amor porque no se atreven a enfrentarse a la otra persona por miedo a perderla. Ahí la voz interior y la seguridad en uno mismo tiene un papel fundamental. Esto se produce, sobre todo, porque la propia persona no pone en primer lugar sus propias necesidades, sino que se obsesiona con hacer o ser la persona que cree ser la que le gustará al otro. La persona enamorada tiende a verse, valorarse a través de la opinión y juicio del otro, llegando este hecho a ser muy dañino para sí mismo.

La conclusión que saca es que se ha enamorado de quien no debe, pero la realidad puede ser que no se ha querido lo suficiente a sí mismo.

Sea cual sea la causa, sé sincero contigo mismo, quizá en este punto te ayude un profesional de la psicología.

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