Para vivir una relación de pareja plena es importante que cada miembro logre exorcizar sus propios demonios. Antes de pedirle al otro que cambie, debes asegurarte de que eres capaz de cambiar.
La ira es una emoción normal y humana. Sirve de respuesta a amenazas y nos permite defendernos cuando nos sentimos atacados. Pero cuando no se controla adecuadamente, se puede volver destructiva y traerte problemas.
Puede ser causada por eventos externos o internos. Podrías estar enfadado con una persona concreta, una situación o por un problema personal.
La ira se produce porque tienes poca tolerancia a la frustración, y enseguida te frustras, te pones violento. Es tu forma de rebelarte aunque sabes que no te aporta soluciones.
Otras veces se da porque no soportas las injusticias. Hay muchas circunstancias que están fuera de nuestro control pero las personas que no controlan su ira, no aceptan que sea así.
También ocurre en personas que no aceptan bien las críticas. Diferenciar entre críticas negativas y constructivas es parte de ir creciendo a nivel personal. Puede que no sepas evaluar la diferencia y tengas más tendencia a ver todas las críticas más como amenazas y es ahí que respondes con ira.
La ira se produce también porque siempre has tenido tendencia a ser más irritable. Desde pequeños, las personas que hoy no controlan su ira, mostraban poca predisposición a ser pacíficos y a estar calmados.
La ira también viene de tu historia de aprendizaje, es decir, creciste en una familia desestructurada. Hay familias que dificultan que una persona crezca sin grandes trastornos y te ves obligado a defenderte de situaciones desagradables.
Insomnio. Te cambia el sueño, o duermes mucho o duermes muy poco.
Ansiedad. Las personas que no controlan su ira desarrollan al mismo tiempo cuadros de ansiedad importantes.
También depresión al no vivir de acuerdo a lo que sabes sería una mejor vida.
Presión arterial alta por los ataques de ira que se van produciendo.
Ataques al corazón producidos por los altibajos y cambios de humor frecuente. Hay más tendencia a padecer ataques al corazón entre las personas que no manejan su ira.
Pero, ¿qué podemos hacer?. Aquí algunas herramientas, pero esto no reemplaza la terapia psicológica, busca ayuda si el problema de autocontrol de la ira se te ha salido de las manos.
La relajación es una de las técnicas que apoyan tu tranquilidad y calma a la hora de afrontar tus problemas. Aprenderás a ver la realidad de forma muy diferente a como la ves ahora.
Los beneficios son muchos, por ejemplo, mejor comunicación con tu entorno. Más empatía con las personas. Desarrollas empatía, entiendes mejor a los demás y de dónde procede su forma de ser. Como consecuencia, te enojas menos.
Por último revisa tu diálogo interno negativo que produce las reacciones de ira, a través de una terapia psicológica.