Han pasado más de 25 años desde que el director Spike Lee estreno la película que lleva este sugestivo título. ¿Qué significa realmente hacer lo correcto?

Para nadie es misterio que son muchísimas las oportunidades en que hacer lo correcto no nos resulta tan simple, y es en esos momentos en que nuestros valores y todo aquello que resulta importante, permea nuestras decisiones.

La palabra correcto tiene varios matices en el dictum de la ética. Lo que para unos es correcto para otros bien podría no serlo. Aquello que yo considero un justo tratamiento hacia otro o el manejo de una situación frente a determinada circunstancia podría interpretarse como algo equivocado. Claro ejemplo de esta situación se ve reflejado en costumbres y valores culturales.

La diversidad cultural, es quizás uno de esos dilemas frente a hacer lo correcto. Sin embargo, como sociedad, nos hemos puesto de acuerdo en ciertas pautas generales que son o no son correctas. Para eso se han diseñado las leyes y tratados. Frente a tomar este tipo de decisiones que afectan claramente nuestro comportamiento, las emociones juegan un papel fundamental, es en este punto que entramos a debatirnos entre hacer lo correcto o no.

Hay ocasiones en que obrar de la manera más ética, o en pro de los valores generales, implica sacrificar un deseo, dejar de tener una ganancia que muy probablemente afectara nuestras emociones generándonos algún tipo de malestar. En esta dimensión hacer aquello que debemos hacer ya no resulta ni tan fácil ni tan obvio.

En nuestra sociedad cuando una persona llega a un lugar de liderazgo y poder, sin tener muy claro su sentido ético y los valores de la sociedad que representa, es muy probable que se encuentre en un estado de angustia interior y conflicto, frente a la toma de ciertas decisiones. Quizás tenga claro su deber ser ante esta sociedad pero quizás su querer ser se entrometa en su camino, es así como muchos acaban justificando acciones que deterioran nuestro tejido social.

Acciones como la corrupción, la negligencia y el abuso del poder, van en clara contravía de la construcción de una sociedad más equitativa y más justa. Robar a nuestra sociedad es un ejemplo claro de este dilema frente a lo que quiero ser y lo que finalmente hago.

Hacer lo correcto, implica un acto de entrega y generosidad éticos, implica un compromiso racional por controlar mis impulsos y mis más básicos instintos, en pro de todos y con la clara meta de propender por la construcción social de todos y para todos. Es simplemente tener la grandeza de mantener a raya mis instintos en beneficio de la construcción de un mejor vivir para mí y para otros, donde yo no desconozco a los otros. Acciones que redundaran en un mejor porvenir para todos.

¿Estaremos los colombianos listos para comenzar de una buena vez a valorar y proteger hacer lo correcto?

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