Se dice que En el tronco de un árbol es el primer bolero cubano de la historia. Su verdadero nombre sería ¿Y tú qué has hecho?, original de Eusebio Delfín, quien lo habría concebido en 1924, inspirado en los versos de un autor olvidado, hallados en un viejo almanaque.
Gracias a Google pudimos verificar que esos versos pertenecían al poeta argentino Francisco Luis Bernárdez y forman parte de un soneto titulado precisamente En el tronco de un árbol y que empieza: “Aquel afán de ser, árbol amigo, que me dejó grabado en tu corteza, fue tan grande y de tal naturaleza que, mientras vivas, viviré contigo”.
Fue, como decimos, una inspiración, porque la originalidad de la letra y la música de Delfin en su pieza está garantizada: “En el tronco de un árbol, una niña grabó su nombre henchida de placer. Y el árbol conmovido ahí en su seno, a la niña una flor dejó caer. Yo soy el árbol, conmovido y triste, tú eres la niña que mi tronco hirió, yo guardo siempre tu querido nombre, ¿y tú que has hecho de mi pobre flor?”.
Del bolero al tango. En un bosque de la china, Consejo de Oro, Cuesta Abajo, Sus ojos se cerraron, Por una cabeza son, por ejemplo, canciones inmortales, cargadas de narrativa. El camino del tango está empedrado de historias tristes, fracasos, abandonos y grandes decepciones.
Alfredo Lepera, Carlos Gardel, Enrique Cadícamo, los Hermanos Expósito, aún hacen llorar al mundo, no sólo a la Argentina, con las letras sentimentales de sus versos.
Hay un tango de Gardel-Lepera que nos hace percibir, como ningún otro, el transcurso del tiempo. Escuchándolo, sentimos que transcurren como treinta años en un santiamén, apenas entre un par de párrafos.
Se llama Volvió una noche. Han pasado los años y ella regresa, pero ya no hay nada que hacer. A este tango de oro, que cuenta la historia de una imposible reconciliación, lo prefiero en la voz de Julio Sosa.
En 1987 los cubanos Hansel & Raúl, impusieron en todo el Caribe su canción más famosa, María Teresa y Danilo. La pieza cuenta la aparente tragedia de dos enamorados que no podrán casarse porque su padre revela a uno de ellos que son hermanos. Poco después la madre le dirá a su hija, “fresca, ese señor no es tu papá”. Una canción con historia, que ha hecho historia por 32 años largos.
El muerto vivo, composición del caldense Guillermo González, narra la historia de Blanco Herrera, un trabajador que recibe su paga y va a gastársela en tragos con sus amigos. El hombre se emborracha y se queda dormido. Pero en su casa lo dan por muerto, creen que es suyo un cadáver recién encontrado y le dan sepultura con todas las de la ley. Al otro día, Blanco Herrera regresa a su casa. Como dice la canción de González, “no estaba muerto, estaba de parranda”. Pero nadie le cree y su mujer no quiere dormir con un muerto.
La cantó Joaquín Sabina pero la popularizó “el guapo de la canción”, Rolando Laserie. (Continuará).