De las “sesudas” propuestas de la Asociacion Nacional de Instituciones Financieras, Anif, sobre eliminar los intereses de las cesantías y las cajas de compensación familiar, queda el sinsabor de dirigentes pragmáticos y de bajo perfil social. Si bien los intereses y las cajas representan una carga económica para las empresas, lo es más el 4 por mil de las transacciones bancarias para el ciudadano de a pie y para las mismas compañías.
Este es el Gravamen de Movimientos Financieros, GMF, una medida “temporal” del gobierno de Andrés Pastrana, que sigue vigente 21 años después de haber sido tomada, por su facilidad de recaudo impositivo. Al comienzo fue sólo el 2 por mil y al poco tiempo aumentó un punto y luego otro más.
Nada equitativa se muestra la Anif cuando hace esas propuestas en tiempos de crisis, alentadoras de protestas y desmanes producidas por diversos factores, entre ellos la inequidad y el excesivo peso tributario, particularmente en ciudades como Barranquilla, aunque aquí las marchas han sido pacíficas y de amplio sentido democrático.
Cuando el GMF fue creado, el 16 de noviembre de 1998, se hizo con el objeto de establecer un gravamen a las transacciones bancarias con el fin de solventar los bonos del Tesoro con los que el gobierno les reembolsó a los bancos la crisis causada por la desnaturalización que hizo el sector financiero del sistema de crédito Upac, Unidades de Poder Adquisitivo Constante, con el beneplácito de los gobiernos de turno. Se trató del tristemente célebre Upac, que estranguló a miles de familias usuarias de esta forma crediticia para adquirir vivienda.
Ese gravamen de los movimientos financieros consiste en descontar al usuario 4 pesos por cada mil retirados. El fin fue resolver una crisis nacional que luego se fue sumando a otra y a otra. Si bien los bancos no se quedan con la plata, sí la manejan y de ella usufructúan por cada minuto que esté en sus arcas.
Pues ese gravamen sigue vigente y golpeando el bolsillo de grandes y chicos que suman cifras, con certeza más grandes que los intereses de las cesantías, que en el primer mes del año representan un oportuno salvavidas para una que otra necesidad, como la de los útiles escolares, en la mayoría de los casos.
Por lo tanto, una propuesta impopular como el desmonte de los intereses de las cesantías y de las cajas de compensación familiar tiene una repercusión negativa en la sociedad colombiana. En estos nuevos tiempos hay que buscar otras vías, terceras salidas, que den posibilidades de bienestar para todos.
La Anif debe velar por las instituciones financieras que agrupa, y es obvio, pero esas instituciones están en un país y el país tiene una población laboral que es la fuerza que impulsa esas instituciones. Una ecuación elemental que no necesita mayor explicación en un mundo de cambios y riesgos constantes.
La propuesta fue hábilmente aprovechada por Iván Duque para ripostar en un trino, criticando el argumento de Anif. Eso le salió bien a nuestro juvenil presidente.
Coletilla carnavalera: de lujo la Lectura del Bando de la reina Isabella Chams. Actual, fresco y con novedosos ingredientes deportivos. El bando pícaro y gracioso, seguro vino de una pluma joven e inquieta.
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