De la figura pública de Elsa Noguera no hay nada malo de que hablar. Tampoco de la personal. Ha sido una batalladora constante desde su nacimiento hasta la madurez, a la cual ha llegado con los honores de haberse desempeñado exitosamente como secretaria de Hacienda y Alcaldesa de Barranquilla, y en el campo nacional como Ministra de Vivienda, no sin antes transcender por el sector privado. Su aparente fragilidad física contrasta con un carácter férreo y con la capacidad laboral de intensos 7/24, según me han contado algunos colaboradores cercanos a ella. Toma decisiones, se arriesga y deja ver un lado humano de alguien a quien le ha tocado un rol nada fácil en algunos aspectos.
Ahora, con su postulación como candidata a la gobernación del Atlántico, producto de una coalición de esas que se arman ahora por encima de los partidos y de las corrientes ideológicas, el panorama local cambia. Acompañada por barones electorales y caciques en lo económico y en lo político, Elsa Noguera tendrá sobre sus hombros el apabullante peso de lo que en los corrillos empieza a verse como una antidemocrática hegemonía local. ¿Es sano que en un ente como el Atlántico una sola casa política ostente todos los poderes? ¿Es sano que además otros dirigentes se pongan rodilleras, sea por miedo o por confort?
Empecemos por plantear que el gobierno de Alejandro Char, guste o no a algunos, ha sido de un éxito indudable. Sus logros –y su recaudo tributario– no tienen comparación en la historia de la ciudad. Obras, popularidad, aceptación, manejo de medios e imagen nacional. En fin, lo que cualquier mandatario anhela y por lo cual muchos estarían dispuestos a vender el alma al diablo. Barranquilla está en el top de las ciudades colombianas y eso, probablemente, sea el argumento expuesto con pretensiones altruistas por el charismo y Cambio Radical para obtener también, de manera absoluta y sin mayores alianzas, la gobernación, en poder del liberalismo por 12 años, con un magnífico desempeño, según lo señalan indicadores y encuestas.
Lo primero que se ha sabido de Elsa Noguera candidata es que está “coavalada”, un término de nuevo cuño para establecer que no tiene pierde y la acompañan varios sectores electorales, pero sin duda los dos grandes jefes son Fuad Char y Germán Vargas Lleras. El primero por su cercanía local con Elsa y el segundo por ser el jefe del partido al cual ella ha estado vinculada. Cuidado esa gran colación dé lugar a una que contrarreste con otras pretensiones políticas, o que dispare el valor de las campañas y todo el daño colateral que esto conlleva.
En los corrillos se dice también que esta postulación, a todas luces cuasi ganadora, puede ser una piedra en el zapato de la candidatura de Jaime Pumarejo a la alcaldía, o al contrario, la llave triunfadora. Veamos con optimismo y como una oportunidad para el departamento el nombre de Elsa Noguera a la gobernación, pero de todas maneras preocupa el manejo del poder en pocas manos, aunque se dibuje como una gran alianza y una aspiración “coavalada”.
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