En las clases de derecho romano, el profesor Roberto Vélez repetía una frase que le viene precisa al buen Antanas Mockus: Dura lex sed lex, lo cual traduce “dura es la ley, pero es la ley”. Se trata de una expresión alusiva a la aplicación obligatoria con el mismo rigor para todos los ciudadanos, sin considerar sus calidades, valores, antecedentes o circunstancias.
Y es que la decisión reciente de la Sala Quinta del Consejo de Estado de declarar nula la elección del profesor Mockus como Senador de la República, produjo una serie de particulares reacciones de diferentes sectores políticos del país. El fallo se debe a la violación al régimen de inhabilidades para ser elegido por contratar con organismos del Estado durante los seis meses previos a los comicios.
Al inscribir su candidatura al Senado por el partido Alianza Verde, el popular exrector de la Nacional y exalcalde de Bogotá no tuvo en cuenta que en noviembre de 2017 su empresa, Corporación Visionarios por Colombia, firmó un contrato con la Gobernación de Cundinamarca para la prestación de servicios. Cuando eso ocurrió, el irreverente filósofo y matemático fungía como representante legal de esa firma que, entre otros servicios, ofreció los de “la construcción de una mirada de
paz por parte de la ciudadanía desde el enfoque de la cultura ciudadana”. Y aunque había delegado funciones a otra persona, el Consejo de Estado no aceptó ese argumento.
El pedagógico y original Mockus saltó a la celebridad de los medios de comunicación al bajarse los pantalones en protesta contra estudiantes cuando era rector de la Nacional. A partir de allí sus declaraciones, posturas y decisiones lo hicieron merecedor de gran popularidad y respeto. Fue elegido en marzo del año pasado con la segunda votación más alta después de Álvaro Uribe, sin mecanismos burocráticos, falsas promesas, ni seducciones caudillistas.
Ahora, mientras el país se divide –o debate– entre el cariño por Mockus y la obligatoriedad del cumplimiento de la ley, el hijo de inmigrantes lituanos sostiene que él no participó personalmente en la obtención del contrato, por lo cual considera que no violó el régimen de inhabilidades e incompatibilidades. Esta decisión se torna polémica porque hace un mes otra sala del mismo Consejo de Estado había negado otra demanda contra Mockus por los mismos hechos, solo que esa pedía decretar la pérdida de investidura del congresista y la que nos ocupa solicitó declarar nula su elección.
Hay una aparente ambigüedad en la interpretación de la ley en este caso. La defensa arguye que no está probado que Mockus “hubiese intervenido ante entidades públicas para la consecución de un beneficio”. Y el argumento contrario dice que la representación legal de Corpovisionarios siempre estuvo en cabeza del demandado en su calidad de presidente de la misma.
Mientras tanto se mantiene un fuerte rechazo en sectores políticos alternativos y de centro y las especulaciones jurídicas inundan los corrillos. Habrá a quien le corra un cierto fresquito por la posible ausencia absoluta de Mockus en el Congreso. Al final, era un estorbo para muchos, aunque ahora se le acerquen a darle “un sentido respaldo”.
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