El Centro de Pensamiento UNCaribe de la Universidad del Norte ha elaborado un Informe Final sobre la gobernabilidad local en el Caribe, que resulta interesante examinar (Ver Doc. No. 27, por Ángel Tuirán y otros), y puede ser descargado libremente en el internet. Cuando se avecinan las elecciones locales, y a menos de tres meses, es una herramienta válida para entender el entorno de las mismas. En un escenario donde la Región Caribe ha empezado a perder dinamismo económico, y se han empezado a elevar las tasas de desempleo, resulta interesante saber que representando apenas el 20% de la población colombiana, entre enero del 2016 y julio del 2018, se ha producido el 34% de los hechos de corrupción, reportados y sancionados. Casualmente, en el 2018, la región registró el 33,5% de la pobreza multidimensional, la cual ascendió si la comparamos con el 26.4% del 2016. A pesar de registrar una tasa de desempleo promedio en el 2018 del 7,6%, sabemos que este indicador oculta la terrible realidad de una informalidad laboral del 60%, es decir, unos 1.2 millones de personas
El Índice de Gobernabilidad Local (IGL) mide “la capacidad de los gobiernos y administraciones locales para implementar planes y políticas publicas en todo su territorio”, así como la capacidad de los mismos para responder a las demandas de sus habitantes y cómo se eligen sus autoridades, incluyendo los aspectos de tributación, justicia y violencia. El IGL combina así cuatro indicadores relacionados con el desempeño municipal, justicia local, participación electoral y estabilidad gubernamental. El Índice total va de 0 a 4, siendo bajo si es menor de 2,01, medio bajo (2,02 a 2,41), medio alto(2,42 a 2,81) y alto mayor de 2,82. Al examinarse los 196 municipios de la Región, 91 estaban en media baja, 53 en media alta y solo 14 en alta. Estas ultimas corresponden a los municipios capitales y algunos cercanos. En el Atlántico, Barranquilla, Malambo y Puerto Colombia sacan la cara, pero en Bolívar y la Guajira los resultados son muy bajos (media-baja). En el Atlántico, curiosamente en la categoría alta, por encima de 3.0, Puerto Colombia y Malambo le ganan a Barranquilla (ver documento No. 14 sobre el Atlántico). Puede uno asombrarse de este resultado, pero recordemos que a Barranquilla le va muy mal en criminalidad, homicidios y justicia. Además, en participación electoral también parece que vamos detrás. Los barranquilleros no votan masivamente como pasa en muchos municipios.
En términos generales, se nota que las próximas elecciones no serán muy transparentes debido a los fenómenos que conocemos como la compra de votos y el poder de los contratistas en cada municipio, para reproducir el poder local. Precisamente en nuestra ciudad, con su grupo de contratistas preferidos por la actual administración, serán ingentes los recursos de las campañas de los “ungidos”, frente a los espartanos recursos de sectores alternativos. Frente a este escenario, le toca a la sociedad civil exigir que haya un debate serio de propuestas para el desarrollo de la ciudad y el departamento, que saquen a los territorios de la dialéctica del concreto, y del lema “se hacen cosas, pero no importa el costo”. También deben presentarnos propuestas para enfrentar la corrupción, dado el pobre papel de nuestro ridículo contralor distrital. ¿Acaso alguien sabía que existía, y que ha hecho algo, ahora que renuncia?