Roy Bhaskar, filósofo realista crítico inglés, solía decir que la emancipación del hombre ocurría cuando el hombre se liberaba de todo tutelaje consentido y se atrevía a pensar por sí mismo, hacer uso de su razón y tener coraje para ello. Las recientes elecciones regionales en Colombia, en forma sorprendente, han dado señales de que el pueblo colombiano empieza a pensar por sí mismo, a no dejarse convencer por los defensores del status quo. Precisamente, en unas elecciones que uno sabe son difíciles, donde el paquetico de jugo y sandwich con el billete de $50,000 en una bolsita deciden mucho el voto en Barranquilla, o la presión del contratista, o del empresario, o del ente público que reclama fidelidad electoral y votantes parece que no fueron mecanismos suficientes en el resto del país. Los defensores del “régimen” actual, capitalismo neoliberal y democracia comprada y restringida, salieron vapuleados. Algo se empezó a mover, pues a pesar del predominio de los partidos tradicionales, estos empezaron a perder participación en el total nacional, avanzando a su vez las fuerzas alternativas. Las principales ciudades terminaron en manos de la oposición al régimen, con la excepción de Barranquilla. Bogotá dio el ejemplo, seguida por Medellín con una excelente nueva figura bien preparada proveniente del pueblo mismo. Cali hizo igual y hasta Cartagena y Santa Marta dieron la sorpresa. Es el abrebocas de las próximas elecciones presidenciales, ante un gobierno sin norte ni resultados, como lo señala la revista The Economist. Solo se nos ofrecen pensiones miserables para el futuro, mas salarios flexibles por horas como “solución” al creciente desempleo. Qué pobreza de imaginación!

La excepción es nuestra querida Barranquilla y el Atlántico. Acá seguimos bajo el embrujo de Charlandia, alimentado por periodistas a sueldo del régimen vinculados a muchos contratos. En materia de Concejo, un buen concejal como Chachó Carbó se ahogó sin remedio ante la maquinaria oficial, ante un Partido Liberal absorbido por el eje dominante. Barranquilla no apreció su debate sobre las finanzas distritales y las personas en situación de discapacidad. El Polo fracasó con sus nuevas figuras al Concejo, atrapado en las redes de un concejal que pertenece a Charlandia, a pesar del aval que le dieron. Ante la sumisión charista de los conservadores, pasó lo que yo había pronosticado: dejaron de ser el partido mayoritario, avasallados por Cambio Radical. Los liberales parece que pierden una curul también y la U apenas se mantiene. El fracaso de los alternativos fue estruendoso. No entienden que hasta en esto deben unirse. Votaciones pírricas que a nada conducen. En la Asamblea también triunfó Charlandia con seis diputados. Los conservadores retrocedieron, La U salió damnificada y los liberales estancados. En la votación para la Alcaldía, Pumarejo salió victorioso con el 62.4% de los votos, mucho menos que el 73% de Alex Char en el 2015. Sánchez Anillo debe entender ya que no puede ser el eterno perdedor de estas elecciones. Bohórquez no logró trascender el 13,4% y Rosero apenas un 4%, a pesar de tremendo esfuerzo de tres meses. Su mensaje renovador poco se conoció. Lo interesante fue la tremenda votación en blanco de casi 80000 votos, que los alternativos no pudieron captar. En gobernación, fueron 283,000 votos de los emancipados, contando los votos en blanco. Hay esperanza.