Ya este año se nos vino con profundos desafíos. En lo internacional, estuvimos al borde de una guerra entre Irán y Estados Unidos, donde parece que ambas partes han reculado ante tan peligroso abismo. Ahora se viene una fase de guerra asimétrica por parte de Irán, y Trump deberá tener cuidado de no caer en otro conflicto que le costaría la re-elección. El acuerdo comercial de China con Estados Unidos en su primera fase, ha generado señales de tranquilidad en la economía mundial, aunque se sabe que está signado por la fragilidad. Apenas cubre una parte del comercio entre las dos potencias, y por eso se calmó un poco la devaluación del peso colombiano, no por el éxito de nuestras políticas exportadoras de muy pocos resultados. Estados Unidos sigue prácticamente en el pleno empleo, aunque con bajos salarios y una pésima distribución del ingreso. Europa está casi estancada lo mismo que Japón (0,4%), y China apenas creció al 6.1%, tasa que desearíamos tener nosotros.
Se espera que Colombia siga siendo la excepción en América Latina con un crecimiento algo mayor en este año, del 3,4%, aunque Perú y otros países no se quedan atrás. Cuando uno examina los indicadores de Colombia en los últimos 19 años, sin duda hemos progresado. No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Ha bajado la pobreza y la miseria, y el crecimiento del ingreso per-cápita es favorable. Crecimos a un promedio del 3,7% en la ultima década. Se ha mantenido baja la inflación y ha caído la tasa de homicidios. Pero los economistas ortodoxos no se explican por que el 79% de los colombianos pensaban en Diciembre/19 que el país iba mal, a pesar de tanta belleza en los indicadores. Se aterran por la polarización en las redes y las variables políticas. Pero la razón es clara: Colombia es un país profundamente desigual en ingreso, tierras, propiedad de activos y oportunidades. A la elite educada le va bien, los mejores puestos son para ellos. Al resto, le espera el desempleo. Los profesionales varados ya ni siquiera se pueden refugiar en Uber, donde el 63% de los conductores tenían titulo profesional. El discurso de la equidad ha quedado deshecho: no basta la educación para surgir. El gobierno corrió a defender a los grupillos de propietarios de cientos de taxis que sobre-explotan a sus choferes. El gobierno del emprendimiento y las TICs ha sido incapaz de regular esta actividad. Se perdieron 80,000 empleos. Ahora van por el cierre de Beat e In-driver. El ludismo en acción!
A nivel local, ya empezaron los gobiernos de los Ungidos. El enroque de las secretarias de despacho llama la atención. La contratación distrital de infraestructura sigue en las mismas manos, y en la Gobernación la barrida de los liberales ha sido total, pues cada torero llega con su propia cuadrilla. A los conservadores de Cepeda sólo les dejaron Capital Social y la subsecretaría de Turismo. Verano cumplió su tarea de entregarle la gobernación a la nueva hegemonía. El alcalde Pumarejo ha tratado de matizar su programa con un mayor contenido social y se da cuenta que los problemas de la ciudad andan por otros lados. Pero insiste en sus sueños faraónicos. A Elsa Noguera le caen encima los chicharrones del Cari, la crisis de la salud departamental,la seguridad deteriorada,la corrupción en Indeportes,la sin salida de Uniatántico, y los fraudes en el PAE. Retos por todos lados.