El HAY Festival se lució está vez en Cartagena con las sendas conferencias de Ha Jong Chang y Joseph Stiglitz. Lleno a reventar y boletería agotada. La ciencia económica está viva con estos dos grandes de la economía contemporánea. Público variado y de todos los matices, con atronadores aplausos al final. Ha Jong siguió en su visita a Uninorte, por lo que comentaré en esta columna los aportes de Stiglitz, Premio Nobel de Economía.
Stiglitz sorprendió a la audiencia, citando a Jerry Diamond, CEO de JP Morgan, quien afirmó recientemente que las corporaciones hoy en día debían prestarle atención a otros stakeholders de la sociedad, si querían que el capitalismo se salvara de sí mismo. Para ello, señala Stiglitz, se deben reescribir las reglas de la economía de mercado, pues así como vamos terminaremos bien mal. Se trata de construir un capitalismo progresista, que pueda responder a los retos actuales. El primer desafío es el de la desigualdad, pues en Estados Unidos el 1% de la población concentra cada vez más ingreso, mientras que salarios y sueldos para el resto están estancados. Esta epidemia de la desigualdad es generalizada y Colombia es campeona en ello, digo yo. El segundo tema a atender es la inestabilidad de la economía mundial, pues el sector financiero, al ser desregulado, cada vez está mas propenso a las crisis. El modelo neoliberal nos llevará a la recesión este año o el otro. El tercer problema es el cambio climático. El capitalismo actual con su énfasis en energías fósiles nos conduce al desastre. Por eso en Estados Unidos se propone el carbón tax, para desestimular las energías fósiles (carbón, petróleo). En su experiencia, si se incluye en los cálculos del PIB el impacto negativo de las energías fósiles, ya los datos de crecimiento serían otros. Lógicamente ello ha sido rechazado por las petroleras. Acá en Colombia sin embargo vamos rumbo al fracking por presiones del sector, metiéndonos miedo como siempre por una futura “escasez” de energía.
Stiglitz fue claro en señalar que la economía mundial está controlada en cada sector por monopolios. El libre mercado es cosa sólo de textos. Estos monopolios, ahora con ayuda de las bases de datos en Facebook y Google, manipulan precios y se entrometen en la privacidad de las personas. Permiten la difusión de falsas noticias y venden nuestra información. Así, el mercado se vuelve un juego donde se miente y las grandes corporaciones siempre ganan. Stiglitz también demolió los supuestos éxitos de Trump en Estados Unidos, destacando cómo ha disparado el déficit, se ha deteriorado el sistema de salud de los norteamericanos, a la vez que incrementó los impuestos sobre las clases medias y le rebajó los impuestos al 1% más rico. Para Stiglitz, la crisis chilena demostró el fracaso del neoliberalismo, pues no pudo cumplir sus promesas. También fue enfático en no depender de recursos naturales como el petróleo, destacando los errores en los cuales cayó el chavismo en Venezuela, a pesar de su buen comienzo.
Para Stiglitz es posible desarrollar un capitalismo progresista que eleve la tributación sobre los muy ricos y que promueva industrias que apoyen el desarrollo sostenible. Otro mundo es posible con el apoyo no sólo del estado, sino de las fundaciones, las universidades y la sociedad civil. No más neoliberalismo.