Hoy los habitantes del mundo sentimos en carne viva la fragilidad de nuestra condición de seres humanos cuando la naturaleza nos pone a prueba con este virus que nos azota. La lección mas importante que aprendí personalmente hace diez años, fue la de entender que somos frágiles en este planeta, cuando fui victima de una bacteria peligrosa. Me salvé gracias al equipo médico formado por los Dres. H. Zuleta, I. Zuluaga y J. Quintero, con la lejana supervisión de mi amigo, el Dr. Arcelio Blanco, además del equipo médico de Colsanitas. Se que si me hubiera cogido en otras circunstancias esta afección, ya no escribiría estas líneas hoy. La bacteria era conocida, el tratamiento estándar, 45 días con intravenosas en casa, y un largo periodo de recuperación, pues tocó aprender a caminar, bañarme, movilizarme. Recuerdo que mientras se esperaba el resultado del cultivo, casi me voy, pues ya estaba séptico. Sentí todo el dolor y sufrimiento que hay en las clínicas. La devoción de las enfermeras. Tomé conciencia de lo frágil que somos. Nos vamos en cualquier momento.
Por eso, a este virus, mutado, todavía desconocido, hay que tomarlo en serio. Si bien se estima su tasa de mortalidad en un 3%, acaba con cualquiera, jóvenes y viejos. Van mas de 5,700 muertos en el mundo, y ya ha afectado a 137 países. Por eso se llama pandemia. China sufrió 3,189 muertes pero ya lo controló. Con fuerte disciplina estatal y gran disciplina social. El aislamiento funcionó y hoy están ayudando a Italia, con médicos y drogas. El virus puede empezar con una persona contagiada y se expande mediante una curva exponencial, que debe aplanarse. Harry Stevens, del Washington Post (Marzo 14/20) nos muestra un modelo matemático donde la cuarentena funciona parcialmente, pero es clave la distancia social entre personas. Para aplanar la curva, hay que aislarse y además contar con un buen sistema de salud.
Según The Economist (Marzo 12/20), la fase expansiva está fuera de China, ahora con 45,000 casos y 1500 muertos. A pesar del buen sistema de salud de los italianos, salud universal (nada de salud de mercado como en Colombia), les faltó disciplina social, siguieron como si nada y ha venido la hecatombe. España ha reaccionado algo tardíamente, pero va en el mismo camino.
La expansión del virus, según The Economist, depende de tres factores: 1) La incertidumbre: no se conoce bien todavía lo fácil que el virus contagia y pone en jaque a cualquier sistema de salud. Estados Unidos está ahora pagando su error de no contar con un fuerte sistema de salud universal, ante el caos y la improvisación que pulula. Dominado por las conductas pecuniarias, no sabe como atender a los 28 millones de americanos que carecen de seguro, 2) La fortaleza del sistema de salud: aquí se llena uno de dudas sobre Colombia, con cobertura elevada de carnet, pero sin UCI suficientes ni camas hospitalarias. El triunfalismo no cabe aquí. A Barranquilla llegará y mejor estamos preparados. Había terquedad frente a la cancelación del show del BID, pero la sensatez se impuso, 3) La confianza, en nuestras comunidades y el gobierno. De esta institucionalidad en Colombia tenemos muy poco. El neoliberalismo ha hecho daño y nos ha vuelto egoístas e individualistas. La economía en barrena.