Al reconocer independencia de regiones separatistas de Donetsk y Lugansk en Ucrania y al ordenar el despliegue de Fuerzas Armadas rusas para "mantener la paz", Putin simplemente estaría invadiendo Ucrania, sin oficialmente "invadir Ucrania", o cambiar lo que ya era una realidad antes de la crisis. Una Ucrania fracturada.
La Rusia que hoy interactúa con ímpetu renovado en Ucrania es diferente de la que, por décadas, siendo la U.R.S.S trató también de condicionar el escenario político de la zona.
En aquel momento, la lógica de su política exterior era global y ligada al enfrentamiento hegemónico con los Estados Unidos durante la “Guerra Fría”. En la actualidad, Vladimir Putin se enfoca en una agenda regional con influencia internacional. Probablemente, calcula que ni Ucrania ni las potencias occidentales (USA-OTAN) elevaran tanto la apuesta ante sus acciones como para llegar a un gran escalamiento bélico y buscará obtener legitimidad en sus actos, a partir del apoyo de aliados como Venezuela, Siria, etc.
Es claro, por el momento, que busca recuperar espacios perdidos en una región estratégica en la cual tenía un protagonismo rezagado a partir del limbo geopolítico en el que quedó sumida tras el colapso soviético. Tal como lo explica Zbigniew Brzezinski, el colapso de la U.R.S.S. produjo una confusión política de dimensiones monumentales y la pérdida del 20 % del territorio para Rusia.
Es decir, de repente, sus fronteras retrocedieron en el Cáucaso hasta su posición a inicios del siglo XIX, en Asia Central a la de mediados del siglo XIX y lo peor, en el oeste a la de alrededor de 1600, poco después del reinado de Iván el Terrible. Ello reavivó viejos temores estratégicos sobre el resurgimiento de la influencia turca. La pérdida de Asia Central produjo un sentimiento de carencia con respecto a los enormes recursos energéticos y minerales de la región, y algo de ansiedad sobre la potencial amenaza del fundamentalismo islamista. La independencia de Ucrania le restó áreas de amortiguamiento estratégico y desafió la propia esencia de las pretensiones de Rusia, que se consideraba abanderada, por designación divina, de la identidad paneslava común.
El espacio en el que durante varios siglos estuvo instalado el imperio de los zares y durante tres cuartos de siglo una Unión Soviética dominada por Rusia, pasó a ser ocupado por una decena de Estados. Muchos de ellos ampliaron la zona de influencia de la OTAN en Europa del Este.
Si bien, hoy por hoy, Rusia aún mantiene una enorme capacidad política y militar como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y como potencia nuclear respectivamente, también arrastra la vulnerabilidad de su sistema económico, la crisis de financiamiento que ello ha generado en sus Fuerzas Armadas. La OTAN no parece dispuesta a luchar por Ucrania y su eventual incorporación a la alianza del Atlántico Norte se ve cada vez más lejana. ¿Cómo reaccionará Ucrania ante el anunciado despliegue militar? Estamos ad portas de ver el desenlace de esta crisis.
@janielmelamed