El año 2015, con 416 homicidios, fue el año más violento en la ciudad de B/quilla en una década. Posteriormente, entre los años 2016-2019, el Distrito experimentó una lenta pero progresiva baja en la tasa y casos de homicidios.

Hay al menos 3 posibles explicaciones de ello. Primero, una nacional, por la implementación del Decreto Presidencial de restricción al porte de armas de fuego. Ello, sustrajo de las calles un importante número de armas legales y redujo también la posibilidad de materializar hechos de violencia homicida. Desde entonces, la medida se ha venido prorrogando a través de los años.

Segundo, una realidad local y que se relaciona con la dinámica criminal y la consolidación hegemónica de actores criminales en la ciudad y el Departamento después de este periodo de intensa violencia, ajuste de cuentas y disputas. Así, al anular a otros competidores a través del uso de la violencia, los más fuertes actores criminales organizados lograron imponer su autoridad y control sobre los mercados ilegales de la ciudad y los municipios aledaños del área metropolitana y con ello, indirectamente se redujeron esos enfrentamientos generalizados que mantuvieran altos los indicadores homicidas.

Tercero, una medida del orden Distrital y para garantizar la ampliación y adecuación en la cobertura territorial de la Red Pública Hospitalaria a través de la operación de 30 P.A.S.O (Puntos de Atención en Salud Oportuna), 8 C.A.M.I.N.O.S (Centros de Atención Médico-Integral Oportuna) y dos hospitales. Ello permitió focalizar estos centros en las zonas de histórica concentración de registros de homicidios y así elevar las probabilidades de supervivencia de cualquier víctima de hechos de violencia, potencialmente homicidas. Por supuesto, esta medida es más bien de carácter paliativo pues con ella no se atendían las raíces causales del problema que habría generado esa violencia potencialmente homicida en primera instancia, en zonas tradicionalmente golpeadas por este flagelo.

Ahora bien, estas circunstancias de favorabilidad, empiezan a cambiar a partir del año 2020, un año atípico por la pandemia. Una hipótesis sobre el aumento del homicidio se relaciona con nuevas dinámicas de disputas por el control de mercados y rentas ilegales entre actores criminales organizados que compiten nuevamente en el mismo territorio, especialmente en las áreas socioeconómicamente vulnerables, donde confluyen el narcotráfico, y el microtráfico o narcomenudeo. Otra hipótesis, sugiere que el aumento del homicidio está también ligado a su instrumentalización como mecanismo de intimidación social frente al flagelo de la extorsión en zonas comerciales con débil presencia institucional.

En ambas hipótesis, los homicidios sirven al proceso de control territorial que pretende afectar, influenciar o controlar acciones o interacciones, ya sea de individuos o cosas, sobre un área geográfica específica.
Puede descargar el más reciente informe del Observatorio de Seguridad Ciudadana en su página web: www.uninorte.edu.co/osc

@janielmelamed