La convergencia de complejos hechos de violencia, por una parte y el cierre de gestión de las actuales administraciones, pondrán la gestión de la seguridad ciudadana y la convivencia en el centro de la discusión pública.

Por ende, los mandatarios a nivel local, distrital y departamental requerirán ajustes tanto en el esquema de direccionamiento político como en el repertorio de estrategias e iniciativas operativas que han desplegado hasta la fecha.

Hacerlo de manera efectiva requiere comprensión y cooperación frente a los distintos problemas que se enfrentan. No todas las manifestaciones criminales se comportan de la misma manera, por lo tanto, no pueden ser atendidas con las mismas herramientas.

Sin embargo, hay un elemento que resulta transversal. El deterioro de los indicadores de seguridad ciudadana en Barranquilla, su área metropolitana y el Departamento de Atlántico, por una parte, está estrechamente relacionado con una compleja interconexión con dinámicas criminales del orden regional y subregional, así como la disputa de rentas y economías ilegales.

Por ejemplo, si bien el Distrito de Barranquilla y/o el Departamento del Atlántico no son zonas de producción cocalera, su ubicación estratégica les posiciona como el centro logístico y financiero estratégico del Caribe colombiano. La interconexión vial de Barranquilla, a través de caminos nacionales como la Troncal de Occidente (Ruta Nacional 25), la Troncal del Caribe (Ruta Nacional 90) y la Transversal de Contenedores (Ruta Nacional 45), permite que se conecte con otras ciudades capitales, pasos fronterizos como el puente de Rumichaca (Ecuador) y Paraguachón (Guajira) y sirva como bisagra entre zonas aledañas de producción cocalera en el Caribe colombiano

Frente a esto, las autoridades locales, distritales y departamentales, enfrentan dos desafíos fundamentales: Primero, la urgencia de una definición de prioridades de política pública de seguridad y convivencia para contrarrestar el marcado incremento de incidentes de alta complejidad (especialmente relacionados con homicidios y extorsión).

Segundo, adaptarse a los potenciales efectos de los cambios de estrategia de seguridad y defensa en el nivel nacional, inciertos hasta la fecha, que pueden tener profunda incidencia en las capacidades y prioridades de la Policía Nacional tanto en Barranquilla como en los municipios del Área Metropolitana y el Departamento del Atlántico y que bien podrían no estar alineadas con las necesidades y capacidades de los distintos contextos locales.

@janielmelamed