Se alarmó la SIP en su Asamblea de Salta por los atentados contra periodistas, los agravios y las campañas de difamación, las iniciativas legales en ocho países, para concluir que es devastador el panorama de la libertad de prensa en el continente.

Pero cuando se mira de puertas para adentro, a la existencia de esos graves síntomas se le ve la necesidad de agregarle otro que no está mencionado en el documento de Salta y que en Colombia y en los demás países latinoamericanos hace nulo cualquier intento de ejercer el periodismo con libertad de expresión y para hacer real el derecho a la información de la audiencias: el régimen laboral de los periodistas.

Una encuesta de Fecolper reveló, por ejemplo, que el 55% de los periodistas encuestados ganaba menos de $1.300.000. Si se tiene en cuenta que el 68% de esos periodistas son profesionales, las preguntas se acumulan: ¿alguien puede esperar que esos periodistas sobrevivan con sus familias y ejerzan su profesión de modo independiente con ese ingreso? El 42% de los encuestados admitió que para aumentar su ingreso debía vender publicidad. La pregunta se repite: ¿puede ser independiente ese periodista a la hora de informar sobre temas que afecten a quien le dio la publicidad? Es lo que ocurre con la publicidad oficial entregada por alcaldías, gobernaciones, congresistas, ministerios o entidades oficiales.

Otra encuesta (Cifras y Conceptos) reveló que el 60% de sus encuestados periodistas conocían medios que cambiaban su postura editorial para mantener u obtener una pauta comercial.¿En qué queda la libertad de información del periodista que se mueve dentro de esas condiciones? ¿Y en que queda ese derecho democrático de recibir información libre?
La libertad de prensa no es un fin, es un medio necesario para que el derecho de la población a ser informada deje de ser un discurso y se convierta en un hecho real.

Aquí se trata de algo más que de una reclamación laboral. Cuando asesinan a un periodista se silencia una voz. Cuando se convierte en práctica extendida pagar mal a los periodistas se está silenciando una profesión y se le está entregando la sociedad a los manipuladores. Un medio de información no es un entretenimiento que hoy es y mañana se olvida. Es una mirada sobre lo que pasa y una guía para lo que pasará. La información periodística impide que la sociedad se mueva a ciegas, por tanto debe estar en manos de profesionales libres y con capacidad para guiar.

La Fundación Colombiana de Periodistas en un reciente documento denunció que en Colombia el periodismo está dejando de ser una profesión para convertirse en un oficio informal. Con periodistas sin contrato de trabajo o con contratos a tres o seis meses, de sueldo escaso o sin sueldo porque se pagan vendiendo publicidad para sus medios, sin garantías laborales, ¿dónde quedan la libertad de expresión y el derecho a recibir una información libre?

Me temo que en Salta se traspapeló o se silenció el capítulo sobre esta amenaza a la libertad de información.

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@JaDaRestrepo