En el principio, una especie de rapsoda dice todo lo que se debe saber, porque lo demás viene de allí. Lo dice con la insensatez con laque suelen hablar los que al final resultan los más sensatos: “Buenos días San Andrés, Providencia y Santa Catalina. No sé qué decir, si buenos días o qué. Gente Raizal, estamos aquí en la estación de Radio Abacoa, transmitiendo desde la 82 con 12, al suroeste del mar caribeño. Del otro lado tenemos Colón, Bocas del Toro, Costa Rica, Puerto Limón, y pues Nicaragua, Blufields, Corn Island, Little Island y un poco más arriba tenemos a Belice, míralo allí, del otro lado, lo podemos ver desde aquí, mira a la gente allá, míralos. Colombia está más adentro 500 millas de aquí. A 500 millas está Colombia. Mi hermano, te digo, ellos están lejos”. Habla simulando un locutor en una supuesta estación radial compuesta por los cachivaches que lleva dentro de su carreta. Y algo mucho más importante, lo dice en lengua creole. Se trata de la primera escena de la serie de televisión Don´tGive-Up, dirigida por Alessandro Basile y Ramsés Ramos y producida por Edwin Salcedo, el mismo equipo de la exitosa serie Déjala morir.
El griot habla entendiendo su espacio como el centro. Para él San Andrés, Providencia y Santa Catalina son el centro. Un centro que además se define desde la insularidad cosmopolita de los pueblos del Caribe. En un misma región hay historias y cultura común que pertenecen a diferentes lugares definidos desde las fronteras político administrativas. La paradoja, es que la nación a la que pertenece San Andrés es la que parece quedar más lejos: “Mi hermano, te digo, ellos están lejos”. Y no sólo por la distancia de las 500 millas náuticas a las que se refiere el personaje de la serie que se transmite en estos días por Teleislas, sino por la incomprensión y el poco conocimiento que la nación continental colombiana tiene de estas islas. Para ser realistas, no es que desde el continente se desconozca completamente este espacio insular, el problema en realidad radica en la manera en que se ha llegado a esos territorios y las dinámicas que allí se han impuesto: narcotráfico, corrupción, especulación inmobiliaria, racismo y poco respeto a maneras alternativas de vivir. Los que llegan hablan de construir el paraíso en tierras raizales; para muchos de los raizales el paraíso era lo que existía antes de que llegaran algunos con pretensiones de inventarlo.
A la denuncia de todo eso le apuesta la serie. Y mientras lo hace se preocupa por mostrar los valores culturales de San Andrés, Providencia y Santa Catalinas desde dentro, con herramientas raizales, comenzando por la lengua –la serie es hablada en un ochenta por ciento en lengua creole y subtitulada en español– y por la música. Ese es el objetivo de los productores y su manera de hacerle eco a la apuesta política de un territorio que dice no te rindas.
javierortizcass@yahoo.com