En marzo de 2018 las imágenes de Santa Rosa de Osos (Antioquia) dejaban ver un paisaje blanco, y un titular de prensa en algún lado decía: “¡No es Rusia, Alaska ni la Antártida!”. En contraste, en un pequeño pueblo del Ártico de Rusia se cancelaron todas las actividades por el riesgo que generaba una manada de osos polares buscando comida. Los animales fueron registrados en fotografías, se veían delgados y desesperadamente hambrientos. El deshielo que no les permite obtener comida en el mar, los obliga a buscar alimentos en las aldeas.

El Mismi, el magnífico nevado peruano que le da las aguas al río Amazonas, ya tiene sentencia de muerte. Ha perdido el 99% de sus nieves perpetuas y científicos estiman que en seis años estará acabado. Imágenes de las cataratas Victoria, en la frontera entre Zambia y Zimbaue, revelaron cómo esta imponente cortina de agua había quedado seca. Aunque es normal que reduzcan su flujo en esta época del año, las autoridades confirmaron estaba muy por debajo del promedio.

Algunos koalas son rescatados entre las llamas de los incendios de Australia, mientras se estiman que unos 800 millones de animales de distintas especies han muerto. La suerte de los camellos salvajes no será mejor, el gobierno ha empezado su sacrificio. Intentando sobrevivir se han aproximado a los pequeños pueblos, buscan agua en los desagues de los aires acondicionados.

El pez remo chino es la primera especie extinta de este año que apenas comienza, mientras encuentran el cuerpo de un niño muerto en el tren de aterrizaje de un avión en Paris proveniente de Costa de Marfil. Terremotos, migraciones de aves extraviadas, ballenas y leones marinos perdidos.

En algún lado debe haber un viejo desaliñado y ciego en una esquina de una calle anunciando el Apocalipsis. En contraste con su desquiciado delirio, las compañías que ofrecen búnkers para enfrentar el fin del mundo, han aumentado sus ventas en un 300%. Son unas construcciones de acero, equipadas con piscinas, bares, cine y jardines. Resisten terremotos, tienen comida hasta para un año y ofrecen amplias condiciones de confort. Están diseñados especialmente para sobrevivir a las adversas condiciones y resistir a los desmanes y levantamientos de la gente ante la escasez de recursos. Mientras los millonarios del mundo se preparan para el día del juicio final, nos siguen intentando convencer que esto lo pararemos cambiando el consumo de chicles por semillas cardamomo.

La misma voracidad del capitalismo y su desmedido consumo, también le ha puesto precio al Apocalipsis. Aquí todo se vende. Podemos usar menos papel higiénico cuando vayamos al baño y luego podemos evitar descargar el inodoro, pero si no cambia el modelo, el desastre será irreversible. ¿Y quién cambiará el modelo? Pues nadie. Solo cuestionarlo hará que te acusen de revolucionario, anacrónico y radical. Silicon Valley está concentrado en producir, mientras prepara su retiro en las lujosas fortalezas. Mientras, hacen que la gente pague más por las bolsas en el supermercados, pague más por la comida orgánica, pague más por los huevos de las gallinas felices.

javierortizcass@yahoo.com