En el marco del Día Mundial de la Bondad, el cual se celebró el 13 de noviembre, ya que así fue proclamado por World Kindness Movement (WKM) desde 1998 para reafirmar las buenas acciones de las personas, es inevitable que me pregunte sobre el papel de la bondad en un contexto tan convulsionado como el de Colombia.
Actualmente, el país atraviesa por un contexto económico nunca antes imaginado. De acuerdo con las estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), los resultados más recientes sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC), durante octubre fue de 12, 22%, lo cual significa el encarecimiento del costo de vida, sobre todo para las personas de a pie y las comunidades de escasos recursos en Colombia.
Sumado a esto, los principales diarios del país nos muestran un panorama desalentador, ya que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), durante el mes de septiembre Colombia obtuvo el tercer porcentaje de desempleados más elevado de los países que hacen parte de dicha organización. Asimismo, según el DANE, durante el mes de septiembre el porcentaje de desempleo fue de 10,7%.
Sin duda, el desempleo y la inflación no son muy amigos, y como si fuera poco, debemos sumar a esto, que el precio del dólar ha alcanzado precios descomunales durante los últimos días, cuyo tope máximo fue de $5.133, lo cual también dificulta la adquisición de productos y alimentos importados debido al alza de los precios. En conclusión, los colombianos padecemos del encarecimiento de la vida a escalas que no alcanzamos a dimensionar.
Entonces, en este contexto lleno de dificultades, sobre todo para las personas de escasos recursos en Colombia, resulta indispensable apelar a la bondad de las personas económicamente activas y con capacidad de donar recursos económicos, alimentos, medicinas, entre otros, para ayudar a las poblaciones más necesitadas.
Recordemos que la bondad es un atributo esencial que permite la unión de los individuos sin tener en cuenta condiciones como raza, religión, orientación sexual y estrato socioeconómico, pero lo más importante, es que para ser bondadosos no tenemos que poseer grandes cantidades de dinero, como figura en el imaginario de cientos de personas.
En este sentido, si bien la bondad no solucionará los grandes problemas económicos de los colombianos, podrá mitigar los efectos de tal crisis contribuyendo al desarrollo social del país, teniendo en cuenta que todo aporte cuenta y que cientos de fundaciones sin ánimo de lucro en el territorio necesitan de nuestra ayuda para realizar proyectos sociales con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables de cada región.
Finalmente, quisiera invitarlos a reflexionar en el marco del Día Mundial de la Bondad, porque, aunque parezca una fecha sin mucha importancia, sin duda alguna, la calidad de vida de cientos de personas en el país, sería mucho mejor si cada uno de nosotros decidiera aportar un pequeño granito de arena, ya que toda oportunidad ayuda a multiplicar.
* Country Manager de Toam Club.