Esto nunca ha sido un juego. Si bien hasta hace dos semanas ciertos grupos de comerciantes y el gremio de los restaurantes protestaban en las plazas de Nápoles, Turín, Roma y Florencia contra las medidas aplicadas por parte del gobierno para contener la epidemia , esas mismas ciudades son parte de las denominadas Zonas Rojas, escenarios donde la Covid continúa a sentenciar hasta más de 8,000 contagiados diarios con sistemas de salud que podrían no dar abasto hasta dentro de poco y con unidades de terapia intensiva, que como en el caso de Nápoles se declaran en colapso.

Italia está actualmente dividida por zonas de contagio. 7 Regiones clasificadas como Zona Roja, 9 anaranjadas y 3 amarillas, según el nivel de gravedad, lo cual significa que ha regresado al punto de partida de la pandemia quizás más preparada a nivel de infraestructura pero bajo una cuarentena selectiva implementada para no detener totalmente el país como en marzo, aunque las cifras denuncian un panorama más grave que al inicio de año. No obstante, la segunda oleada de la pandemia sí que estaba prevista para octubre. A finales de septiembre el Instituto Superior de la Sanidad informaba que con 8,000 casos diarios se corría un riesgo increíble de paralizar el tejido productivo y social del país en muy poco tiempo. Y no fue una premeditada equivocación. Una cifra que no dista para nada del actual número de contagios diarios en Colombia, considerando además que la estación de las lluvias propiciará como en el otoño europeo una significativa disminución de las defensas inmunitarias. ¡Prudencia absoluta! no se requiere ser alarmistas, pero sí saber extrapolar!

Pero, ¿Cómo se llegó a este punto? gracias a una buena dosis de inconsciencia colectiva, que hizo de abrebocas para la dispersión masiva de la Covid en verano, inundando playas, discotecas, bares, sectores o barrios donde la “movida” nocturna imperaba. Todo sin mascarilla, ni distanciamiento mínimo y por supuesto sin controles. De hecho, hasta hace sólo tres semanas en Italia nadie hacía uso de la mascarilla por la calle y los transportes públicos (buses intermunicipales y urbanos) iban ocupados hasta el 80%… entonces las cifras encajan perfectamente.

Los 37,255 contagios de hoy y las 455 víctimas son una realidad que no se puede esconder. A pesar de una disminución actual del índice de propagación del contagio que indica el inicio del aplanamiento de la curva, los italianos saben que la prudencia en vísperas de las próximas fiestas decembrinas implica excluir del itinerario las maratónicas compras en centros comerciales(cerrados los fines de semana), los banquetes natalicios con amigos y/o parientes en vista del cierre de restaurantes, sin mencionar el toque de queda nacional desde las 10:00 pm y la imposibilidad de viajar a otras regiones o ciudades.

Todo empuja hacia un estilo de vida en donde la esencialidad es imprescindible para sobrevivir. La pregunta obligada que me formulo no es otra que: ¿Será que en el Caribe seríamos capaces de renunciar a aglomeraciones en discotecas, fiestas y centros comerciales? Reflexionemos, podría ser la gran diferencia.