Una semana difícil que aún no concluye. Mañana inician las investigaciones por parte de la Agencia Europea del Fármaco y su homóloga italiana AIFA , junto con las procuradurías de 3 ciudades sicilianas para determinar el origen de la muerte de tres miembros del orden(un marino militar, un policía y un mariscal de carabineros) fallecidos a pocas horas o días de haber recibido la vacuna de Astrazeneca. Los funcionarios con edades que oscilan entre los 42 y 53 años, libres de previas patologías, habían recibido la vacuna según disposición establecida por el plan de vacunación italiana que en estos días hace el llamado a esa categoría y a los docentes. Estos dos grupos son vacunados exclusivamente con Astrazeneca a diferencia de ancianos y personas afectadas por otras enfermedades, que han recibido Pfizer y Moderna, respectivamente.

La medida del Instituto Superior de la Sanidad italiano incluye la suspensión del lote ABV 2856 de Astrazeneca- 250 mil dosis- que están siendo decomisados a las instituciones sanitarias. Mientras tanto, prosiguen las vacunaciones en otras regiones del país con ampollas de AstraZeneca pero pertenecientes a lotes diferentes. Una situación que no deja de causar preocupación y que ha causado el rechazo a recibirla por parte de 7,000 personas en la isla de Sicilia. Pero esto no quiere decir que la vacunación tenga que detenerse porque es la única manera que existe para derrotar esta pandemia. Es histórico, cualquier propagación mundial de virus que exista ha sido derrotado a través de las vacunas y no hay manera de demostrar lo contrario.

Y más aún en un escenario poco alentador como el de este país, que desde el inicio de la pandemia ha estado en medio del ciclón mediático y epidemiológico, implementando soluciones y pagando uno de los más altos precios de su historia reciente representados en sus más de 100.000 muertos sin subestimar los 246.000 desempleados y los 2 millones de nuevos pobres. ¡Pero el único remedio es vacunarse! Y para llegar a mayo con la mayor parte de la población vacunada tendrá que implementarse un ritmo de 500.000 personas vacunadas al día, un objetivo que el recién llegado Presidente del Consejo de Ministro, Mario Draghi, ha categóricamente reiterado de alcanzar.

Las estadísticas de esta noche harían palidecer a cualquier virólogo: 25,824 nuevos casos diarios, 380 personas fallecidas, un porcentaje de positividad del 7,3% con incremento de pacientes en terapias intensiva y el miedo de que la famosa variante inglesa sea imposible de controlar.

Luego de un año, no es fácil regresar al mismo punto de partida. Salir fuera de casa sólo para comprar víveres, niños y jóvenes en didáctica a distancia, ir a otras ciudades sólo bajo permiso de trabajo, disfrutar de una hora de caminata al aire abierto e ir a la farmacia. Del resto, no hay nada abierto ni en servicio. Esta es la vida de las personas que residimos en una Zona Roja de contagio en el Norte de Italia. Es decir, en regiones o territorios donde el índice de velocidad de propagación de la covid-19 supera el índice del 1,36% y donde hay 250 contagiados cada 100,000 habitantes. De las 21 regiones italianas 9 son declaradas Zona Roja y las restantes Naranja, sin mucha diferencia entre unas y otras, exceptuando que en estas últimas se puede acceder a la peluquería, visitar bares o restaurantes hasta las 6.00 p.m.

Viviremos la Pascua en cuarentena a nivel nacional pero con la esperanza de sobrevivir a nuestro enemigo más letal, el miedo, ese que paraliza la razón sumergiéndonos en un océano de imposibilidades. No queda de otra, hay que superar los temores y proseguir con esperanza.