No se me ocurre mejor consejo para el nuevo año a todos mis lectores (la platica bajo el colchón) habida cuenta de los resultados de la economía nacional del año que termina, además con una Reforma Tributaria donde las devoluciones del IVA para los dos millones de pobres solo tendrán efecto si hay los fondos, luego de resarcir a los empresarios, claro: léase, ¡agárrense de un poste!

También sustento este atrevido consejo y análisis económico, aunque soy lega en la materia, en la acuciosa mirada con que examino todo lo que sucede en el día a día a mi alrededor, una cotidianidad muy sencilla y descomplicada, pero esclarecedora de la realidad de la situación económica. Por ejemplo, me dejó patidifusa leer que el crecimiento del país fue prácticamente nulo para todos excepto para el área financiera que tuvo un subidón del 30 por ciento. Dato que me hizo sentir en una burbuja como la que terminó en derrumbe durante la presidencia de Obama en los Estados Unidos, dado que los componentes me suenan muy parecidos: compra descomunal de vivienda en todos los estratos socioeconómicos, construcción imparable de nuevas ciudadelas y de grandiosos rascacielos, centros comerciales hasta en poblaciones dormitorio.

En paralelo, zumba el plástico en las cajas de los almacenes de grandes superficies y también en los agentes bancarios de tiendas y panaderías: la clase media envanecida está difiriendo a tres y seis cuotas el mercado que en un mes ya estará en las alcantarillas como proceso de limpieza del cuerpo humano y adquiriendo “gangazos” en las rebajas de temporada de objetos que no necesitan y la fila de devoluciones crece exponencialmente.

Como complemento me informan los adscritos al Sisben que los colegios públicos están solicitando un pago “voluntario” de matrícula (se supone gratuita por ley) que oscila entre 20.000 y 50.000 pesos según el sector y en los centros educativos privados exigen fiador o la cancelación de una suma de varios ceros como garantía del pago formal de las mensualidades hasta de los niños muy pequeños que, entre otras cosas, en algunos compiten en carestía con semestres universitarios.

Entonces la situación colombiana no es ese crisol que nos quieren embutir desde la presidencia, sino una burbuja financiera donde hay dos cifras aterradoras, además del enriquecimiento de la banca: la economía creció tres puntos porcentuales, pero el gasto fue de 3.8 por ciento, o sea estamos dos puntos por debajo de la media latinoamericana y para mi gusto eso significa que vamos mal y es mejor guardar bajo el colchón la platica recibida, cancelar las tarjetas de crédito y comenzar a subir el nivel de espiritualidad para tener la fortaleza necesaria para soportar lo que se nos viene. Jairo Parada que me corrija si estoy desfasada. Y eso que no menciono la mendicidad en todas las calles de Barranquilla, el exceso de cemento ni el endeudamiento pavoroso de vigencias futuras que ya debe estar por el año 2045.

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