¿Qué hiciste de bueno en la vida? Pregunta Osiris, el temible dios egipcio del más allá, al difunto, éste responde: “di de comer al hambriento, de beber al sediento y una barca al peregrino”. Así se lee en unos manuscritos funerarios del Antiguo Egipto reunidos bajo un bello nombre, Salida del alma a la luz del día, que Occidente trastocó llamándolo, Libro de los muertos. Contando estas acciones el difunto demostraba que había hecho el bien en la Tierra, entonces, Osiris, en el Juicio Final, le permitía pasar a la otra vida; en su defecto, sería devorado por una extraña criatura.

Hoy, quienes creen o no en el más allá de la muerte deben tener profundas reflexiones para llegar a una conclusión propia, sin embargo, las personas, independientemente de esa disyuntiva están viviendo una existencia aquí, ahora, de relaciones humanas confusas dentro de un ambiente tan intrincado que poco importa el más allá si el más acá nos desborda de angustia, de dudas, de ausencia de un norte para clarificar el pensamiento ante dilemas íntimos o políticos como la elección de un candidato al gobierno.

Cada medio de opinión recoge infinidad de expresiones frente a los sucesos diarios del país; opiniones, que van desde el chiste inteligente hasta la caricatura más cruel pasando por comentarios de sentido común o de extremos desesperados. Se pronuncian abiertamente los jóvenes sin cortapisas en el lenguaje retando a los poderosos. Particularmente las mujeres muestran un gran sentido crítico dando certeramente en el blanco. Los mayores, fieles a la templanza que dan los años se expresan con prudencia dejando a la muchachada vivir la pasión intensa de mostrar el desacuerdo con todo el cuerpo, con toda el alma, de manera tan ardiente en las protestas por las calles que han llorado desconsoladamente por semanas la muerte del joven Dilan, inmolado al dios de la injusticia.

América Latina, tras dos siglos de dominación, de argucias, de saqueo por parte de una élite que dejó sembrada el colonialismo ha estudiado, ha leído, se ha formado hasta alcanzar la altura intelectual y emocional necesaria para mirarse en el espejo y descubrir, auto críticamente, que es un pueblo sometido por unos cuantos y que debe liberarse de ellos. América Latina ha entendido que tiene derecho al esplendor que el mal llamado Descubrimiento entorpeció, por eso, está luchando en diferentes partes del continente porque, ha afianzado un criterio de verdad inobjetable.

Un criterio ético que aplica el dios Osiris en el más allá: el sostenimiento de la vida. Por eso indaga si el difunto dio de comer, de beber y una barca que salvara de las aguas desbordadas del río Nilo a otros seres humanos. Los egipcios de hace cinco mil años nos legaron este principio ético para encontrar la verdad durante nuestra existencia y la de nuestras naciones: el sostenimiento de la vida. Que debe ser un propósito político por sobre todo, con una economía que le permita al pueblo conseguir dignamente el alimento, el agua, el refugio, el descanso y el tiempo para compartir en comunidad que es alimento para espíritu.

luceromartinezkasab@hotmail.com